Débora vive con su pareja y sus dos hijos en un humilde rancho de paredes de chapa y techo de plástico. Su problema no es nuevo y ya fue planteado hace meses en estas páginas. Ahora, la lluvia ha agravado la situación.
Goteras, colchones empapados, frazadas igualmente mojadas y un piso de tierra que no da más de barro y humedad es el panorama que estos días de lluvias constantes dejan en lo que es el hogar de Débora. “Hace meses comenzamos a levantar las paredes de la nueva casita. Nosotros pusimos la mano de obra y con la ayuda de particulares y de las monjas de la Misericordia pudimos tener los materiales para levantar las paredes. Solo nos falta el techo”, cuenta Débora.
Según lo relatado, en Desarrollo Social de la Municipalidad hicieron los trámites del “Alta Gracia, mi techo”, pero aún no tienen soluciones a la vista. “Me dijeron que no sea impaciente y siga esperando un poco más. Pero el problema lo sigo teniendo”, dice la damnificada.