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Murió «El Trucha»: el verdugo de algunos, la víctima de otros

Este martes se conoció el fallecimiento de «El trucha»; un reconocido personaje de Villa Oviedo cuya presencia en las calles de la ciudad ponía en alerta a mas de uno ya que tenía múltiples denuncias por acoso sexual.

Al hombre lo llamaban también «al acosador de la avenida» y tenía serios trastornos mentales; además de otras dificultades motrices. A causa de las numerosas acusaciones en su contra, su nombre siempre estuvo en boca de todos y ni el Estado ni la Justicia supieron nunca a ciencia cierta como manejar su caso. El trucha era una persona enferma, tenía esquizofrenia y su diagnóstico no era un secreto. Fue la razón por la cual para la Justicia era inimputable y, para el Estado, una persona invisible.

En más de una oportunidad, al trucha lo dejaron al borde del linchamiento. La Justicia por mano propia parecía ser lo único que le cabía y hasta se gestaron movidas en las redes sociales para atraparlo. «No vamos a permitir que ataque a alguna mujer o una criatura. Si la Justicia no hace nada tendremos que hacerlo nosotros», se justificaban los «justicieros» y… sin duda, era la respuesta al hartazgo y la impotencia de la sociedad.

Pero… ¿acaso no era el trucha una víctima de las falencias de la nueva Ley de Salud Mental? El hombre estuvo internado en un neuropsiquiátrico en varias oportunidades pero siempre por corto plazo, ya que dicha Ley priorizaba la reinserción social. En consecuencia, esa misma ley – la cual increíblemente habla de «internación sólo con voluntad del paciente» dejaba  a este hombre (y a sus posibles víctimas) en total desprotección y con la libertad de que alguien pueda ejercer justicia por mano propia.

El «acosador de la avenida» fue el temor de muchos, sí … pero  ¿no fue también la víctima de otros?, de aquellos que lo desampararon una y otra vez sosteniéndose en leyes deshumanizadoras y que, en la práctica, no pueden conducir a nada bueno. Párrafo aparte para su familia, quienes insistieron una y otra vez en su internación para que, de alguna manera, lo cuidaran.

La partida del trucha deja un sinfín de reflexiones y la que aquí se enfatiza es la que involucra al Estado, las instituciones y, sobre todo, a la Salud Mental.

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