Con una amplia concurrencia de jóvenes del Club, e invitados del Club Los Andes, se realizó la charla a cargo de Silvana Strazzolini, una madre que convirtió el dolor en su motor de vida; y Claudio Olmos, terapeuta integrante de la fundación “Luna y Sol”.
La mayoría, para no decir totalidad, de los oyentes eran varones: adolescentes de no más de 17 años. También había un grupo de niños, quizá demasiado chiquitos para comprender el importante mensaje que se les estaba enviando, pero con la madurez suficiente como para entender sobre respeto y, por lo menos, prestar atención.
La apertura de la charla estuvo a cargo de Juan Manuel Saieg, quien recalcó la importancia de abordar la temática de la droga desde diferentes espacios. “Es un tema muy sensible, que no todos nos animamos a hablar libremente, hay que tener muchísima formación, conceptos, sobre este tema trascendental” afirmó el viceintendente.
Se alternaron videos entre cada bloque de charla para hacerlo más ameno a los oyentes: se utilizaron fotos de famosos al estilo “antes y después” del consumo de drogas. Pero la parte más emotiva se la llevó la historia de Chesky, el hijo de Silvana Strazzolini que, a causa de su adicción, decidió terminar con su vida en el 2011. Se visualizó un video donde compartieron fotos desde el nacimiento del joven, hasta culminar con una muestra de su certificado de defunción. Durante la proyección, la disertante se ubicó de forma estratégica para no mirar el video: el dolor de mamá está latente y lo transforma en su motor para ayudar a los jóvenes para que no terminen como su hijo. Al finalizar el video, era visible la conmoción y emoción de las madres que acompañaron a sus hijos: era imposible no ponerse en el lugar de Strazzolini. Los chicos permanecían atentos.
Cabe destacar que durante la charla a los jóvenes se les brindó un papel y una birome para que puedan hacer preguntas de forma anónima. Los especialistas las responden, pero lo novedoso es que Strazzolini las recolecta, las hace analizar con un grupo de psiquiatras y psicólogos y luego le devuelve la apreciación de los profesionales, en este caso, al Club para que puedan realizar un seguimiento más personalizado sobre los jóvenes que asisten.
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