Pegaron el faltazo a clase en el ITM (Instituto Tecnológico de Motores). De vez en cuando lo hacen, pero esta vez se justificaba. Por suerte, Autoblog informó a tiempo, como siempre. Se enteraron. La decisión la tomaron rápido. Y se fueron rápido. Gran movida estudiantil para llegar a Rosario, en un viaje que se resolvió a puro entusiasmo.
Fueron para ver a su ídolo. Ese que estudian, a través de su obra. Los superautos Zonda y Huayra, en todas sus versiones, están entre los coches más admirados por los alumnos de Pablo Bonetto. En su materia, El Maestro les enseña cómo la luz y el aire modelan esas superficies.
Por eso, juzgaron vital el acercarse al acto de la Universidad Nacional de Rosario, en donde le entregaron el Doctorado Honoris Causa a Horacio Pagani, tras una vida entera dedicada a alcanzar los más altos niveles de excelencia en cuanto a movilidad extrema (ver discurso completo abajo).
A él le llevó más de sesenta años estar donde está ahora, y la Universidad le otorgó su reconocimiento. Sus logros y merecimientos se entremezclan con el trabajo dedicado y el permanente perfeccionamiento. Está ahora en el punto más alto de una carrera en permanente ascenso, y no se vislumbra un techo. Su obra y su empresa lo trascenderán. Es su mandato y objetivo de vida.
Para los estudiantes, estos son sus primeros pasos. Poder acercarse a quien admiran tanto, llevándole como ofrendas sus dibujos a mano alzada, homenajeando a los coches Pagani, y tener una firma del mismísimo Horacio ha coronado una jornada inolvidable.
Se tomaron toda la clase conmigo el lunes, para contarme las anécdotas del viaje, y todos los movimientos que tuvieron que hacer para estar más cerca de su ídolo. Como si fueran las Nenas de Sandro, atropellaron y disputaron centímetro a centímetro, con los desbordados encargados de seguridad, para ganar lugares y posiciones más favorables durante el acto. Fue un “pogo light”, de futuros diseñadores.
Buenas noticias para una semana en la que el ITM está resolviendo una penosa situación, con un alumno que robó y plagió un trabajo de un compañero. Una de cal y una de arena. Como la vida misma. Todo nos enseña. Y de todo se aprende.
En ese recinto de excelencia académica, en el mediodía rosarino, se tomaron fotos con Horacio Pagani, con el “Mago” Oreste Berta, y dialogaron con Jorge Gómez, coleccionista de autos de Pagani. Coparon la parada, pues eran los únicos presentes que acudieron pertrechados con su rica y potente obra. Están aprendiendo el lenguaje del diseño automotor y lo hacen de la mejor manera, con sus manos: aprendiendo a mirar. Sus dibujos les abrieron las puertas, y les permitieron pasar, para estar cerca. Mejor credencial, imposible.
Frecuentemente lo digo: “Siempre, alguien te está mirando”.
C.A.P.
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