«Hacía años que no veía un caso de tanta frialdad emocional», aclaró Dionisio, perito de parte en el caso de la muerte del cura párroco Luis Cortés, quien certificó, junto a 4 especialistas más que “Pinguchi” Diaz (el único acusado de la muerte del sacerdote) es “imputable”; es decir, claramente consciente de lo que hacía.
“Por las características del caso, imaginaba muchas cosas ya que se trata de un asesinato con mucho ensañamiento, pero realmente me sorprendí al escuchar un relato tan frío, sin carga emocional y con detalle sobre los hechos ocurridos. Contaba lo sucedido como quien prepara una entrevista laboral y piensa que ropa se va a poner, como presentará su currículum, etc; es decir, con total premeditación”, afirmó, y agregó: “Contó cómo diagramó el robo, lo planificó y de qué manera tuvo que matar al sacerdote porque se resistió: «No me quedó otra opción», habría señalado el imputado.
Por otra parte aclaró que se trata de jóvenes que tienen una clara disfuncionalidad familiar (en este caso, un padre reincidente, una madre ausente y hermanos vinculados al delito), lo que genera una personalidad psicopática o antisocial: “Desgraciadamente son personas que no pueden recuperarse, muy a pesar de cualquier tratamiento”, sentenció.
Un punto que genera controversia es que Díaz le habría asegurado a los médicos no conocer al sacerdote, y que fue víctima del robo por el solo hecho de suponer que tendría algún dinero ahorrado porque le habrían comentado que estaba por viajar. Esto se contrapone con muchos testimonios de personas allegadas al cura párroco y pone el foco en los motivos por los cuales el imputado se empeña en negarlo.
Es importante señalar que Dionisio es un reconocido médico que se desempeña desde el año 1993. Ejerce como perito desde el año 2004 habiendo sido perito psiquiatra oficial cuando se creo la fiscalía de violencia intrafamiliar en el año 2011. Actualmente conduce el centro de formación de psiquiatras de la UNC y el Departamento de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la UNC.
Cabe recordar que el sacerdote fue brutalmente asesinado en agosto de este año en un hecho que se conoció en todo el país. El único acusado permanece en la cárcel de Bouwer, donde dice estar feliz, ya que, tal cual lo manifestó en la pericia: “me encuentro con toda la familia”.