Visitaron el estudio de la 88.9, Vanesa Altero y Alejandro Caponigro, papás de Delfina, la niña que precisaba unos 23 mil dólares para realizarse un tratamiento para no quedar ciega, en Monterrey, México.
«Fueron varios meses de lucharla, desde marzo. Ella tiene Síndrome de Crouzon, que es una malformación de huesos de la cara y del cráneo, los cuales presionaron su nérvio óptimo, produciendo la pérdida de su agudeza visual: perdió la vista de su ojo derecho y parte del izquierdo. La operaron pero el daño ya estaba hecho. Con ste tratamiento estas células pueden regenerarse» contó Vanesa.
Ante la situación, Altero comenzó a averiguar en que países se realizaban estos tratamientos en China, Tailandia, Reino Unido, «eran muy caros, precios impensados, alrededor de 50 mil dólares. Para México, son 23 mil dólares».
Vanesa agradeció el acompañamiento de la comunidad: «Gente que nos mandaba ayer mensajes y no nos conoce: ´Estoy llorando porque estoy muy feliz por Delfi´nos decían. Delfi ya no es más mía, es de todos, todos la conocen».
«Ella tiene algo, se levanta feliz todos los días, 6.30 horas. Siempre ve la mitad del vaso lleno, nunca se queja si le duele algo y hemos pasado varias cirugías complicadas» cuenta feliz su mamá.
Sobre la campaña, detalló: «A Maratea no lo conocemos, todo se hizo a través de la fundación. Los que menos tienen son los que más colaboran, también se han acercado personas en otra situación económica, pero la mayoría no».
«Soy maestra y ya sé que tengo que trabajar con lo que tengo. Hay cosas que no podemos cambiar, con esta realidad, fijamos nuestro objetivo de llevar a Delfina a México y pensamos cómo hacerlo» concluyó.
Síndrome de Crouzon
Consultados por cuándo se enteraron de que Delfina transitaba el síndrome, contaron: «El diagnóstico lo tuvimos al momento del nacimiento. Tuve problemas en el embarazo y me hacían ecografías cada 15 días, pero no lo vieron. Cuando le analizan las caderas -un control de rutina- se dan cuenta, revisaron todas las ecos y se le pasó al doctor». «La explicación es que en ella, un gen mutó. Sus hijos o hijas, si ella decidiera ser mamá, tienen un 50 por ciento de posibilidades de que hereden el síndrome. Nos enteramos de golpe, la pudimos ver recién al segundo día, porque me hicieron una cesárea de urgencia y yo estaba sedada por el dolor».
«Al cerrarse los huesos de su cabeza y quedarle sólo como parte blanda la frente, le empezó a crecer hacia adelante y la gente la miraban raro los primeros años» narraron.
El viaje se concretará el 22 de noviembre. ¡Esperamos que salga todo bien guerrera!
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