El sábado pasado, en inmediaciones del Tajamar, se desató una situación muy curiosa. Una joven había estacionado su auto sobre la calle Lepri, volvió y se encontró con un cartelito que decía «Cuidado. Tenés un perro en el paragolpes». Efectivamente, escondido y perfectamente encerrado en la parte inferior delantera del auto, había un perro de tamaño mediano. «No tenemos idea de cómo pudo entrar ahí, ni cuándo. Debe haber venido por todo el recorrido», explicaba la dueña del auto frente a los presentes.
Intervino la Policía, miembros de Defensa Civil y vecinos de la cuadra para tratar de sacar al animal de ahí. Antes que todo, hubo que desarmar el paragolpes, ya que no había posibilidad que el perro saliera por ninguna rendija. Luego, la preocupación era si el animal estaba herido o pudiera reaccionar de forma agresiva. Finalmente, con algo de comida que proveyó el kiosquero del frente, el perro salió ileso y se fue en buenas condiciones por su cuenta.
Hoy se difundió que la dueña del vehículo decidió adoptarlo y bautizarlo «Paco», que ahora está más que limpito y tiene una casita nueva. Sin duda se puede decir que esta vez el animal eligió a su dueño.
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