Alejandra Aydee Palavecino de 18 años se convirtió este sábado en una nueva víctima de violencia de género. Facundo Giménez, su ex pareja de 20 años, oriundo de Despeñaderos, en un contexto que de a poco se va esclareciendo, le asestó una puñalada a la altura del cuello, la cual minutos después, resultó mortal para la joven.
El violento crimen se dio en una vivienda de calle 25 de Mayo a unos 100 metros del polideportivo de Anisacate cerca de las 23 hs. El victimario, hirió también a la madre de la joven a la altura del cuero cabelludo y luego de cometer el aberrante hecho, se dio a la fuga a pie por un descampado. Desde ese momento, personal policial de la Departamental Santa María con la colaboración de la división canes de la Provincia y el equipo de K9, iniciaron una intensa búsqueda, rastrillando toda la zona para dar con el femicida. Búsqueda que culminó el domingo en horas del mediodía, cuando el presunto asesino se entregó espontáneamente en la comisaria local.
Según se conoció, fue el padre de la joven quien llevó a su hija y a su esposa al hospital Arturo Illia para su rápida atención. Lamentablemente, las incesantes tareas de reanimación de los profesionales no lograron salvarle la vida a Alejandra, quien a los pocos minutos falleció. Su madre, por fortuna, recibió una herida más superficial por lo que esta fuera de peligro.
Los antecedentes del horror
En medio de la conmoción por el femicidio de Alejandra, quien además era mamá de una niña de apenas un año de edad fruto de la relación que había mantenido con su agresor; comenzaron a conocerse algunos pormenores del caso, los cuales no hacían más que remarcar que la mujer era una nueva víctima de la violencia machista.
Giménez, había sido denunciado en el año 2017 por el padre de la joven y desde ese entonces tenía una orden de restricción, por violencia familiar. No obstante, el sujeto no respetó esa orden y terminó incendiando la motocicleta de quien era su novia y hasta la habría amenazado con prenderla fuego. Eso derivó en su detención y traslado a la cárcel de Bouwer, de donde meses después, recuperó la libertad. No obstante, la prohibición de acercarse a la madre de su hija seguía vigente. Eso, no hizo cesar el constante hostigamiento a la que éste la sometía, en una suerte de obsesión que lo llevó a quitarle la vida. Otra vez, la torpeza judicial que dejó la protección de la víctima al libre albedrío.
Antes de la entrega
Ni bien el presunto atacante salió de la casa de la joven, habría robado una camioneta y deambulado toda la noche por la zona de Despeñaderos y Los Molinos, camino a Rio tercero. Después, en horas de la madrugada, se habría comunicado con su madre y le habría expresado que “a la cárcel no volvía”. Por ello, en primera instancia se temió que pudiera haber atentado contra su vida. También habría cargado combustible, dejando en consignación un celular, por falta de efectivo.
Mientras toda la departamental estaba abocada a dar con su paradero, el femicida decidió abandonar el vehículo y tomó un remis rumbo a la comisaría de Alta Gracia. Seguramente, suponiendo que no tenía escapatoria.
Camino a la pena máxima
El fiscal Diego Fernández, confirmó a RESUMEN que la carátula de la causa es «homicidio calificado por el vínculo y por violencia de género”, lo que prevé una pena de prisión perpetua. La de Alejandra, es la crónica de una muerte anunciada. Una muerte que deja una niña sin madre ni padre y a una familia destruida.
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