Escrita en Uruguay por Jacobo Langsner en 1962, llevada al cine en Argentina en 1985 por Alejandro Doria, este sábado 20 y domingo 21 de febrero, se estrena en el Espacio Cultural Solares la versión teatral de Esperando la carroza, que será interpretada por el Elenco Estable del Teatro.
Su director, Marcelo Alonzo, mantuvo una conversación con Resumen de la región, en donde brinda algunos puntos de vista sobre la emblemática obra, y también, sobre la impronta del teatro en Alta Gracia.
¿Cómo te sentís de trabajar con un clásico como éste?
Es un gran desafío, realmente es un texto fantástico. Imaginate: los monstruos que interpretaron estos personajes: China Zorrilla, Luis Brandoni, sin dejar pasar a Alberto Gasalla, que hizo a mamá Cora, que fue el verdadero ícono de esta historia. Es un desafío muy grande no imitar a los que ya la hicieron antes y romper con el estereotipo al que la gente está acostumbrada. Es una apuesta muy fuerte por crear algo propio.
¿Han realizado una reescritura de la obra o cómo trabajaron?
Se tomó el libreto original. El de la película en realidad. Y obviamente, para llevarlo a la parte teatral hubo que juntar situaciones que en la película se van dando de manera fraccionada. Po ejemplo: mamá Cora tiene ciertas apariciones mientras está afuera, y acá hay que juntarlo en una sola escena. Así que para poder interpretarla teatralmente hubo que hace un movimiento de escenas.
Resulta paradójico que “Esperando la carroza” nos suena a todos como una saga nacional, y sin embargo, está escrita por un polaco nacionalizado en Uruguay…
¡Sí, claro! De todos modos, yo que tuve la suerte de vivir diez años en Uruguay, y conocer muchas cosas de allá, te digo que al leer el texto uno puede encontrarse con muchas cosas de Uruguay, que a su vez no deja de ser rioplatense, y por eso nos sentimos identificados.
¿De dónde surge esto de rescatar esta obra?
A mí me gusta destacar el hecho del que grotesco permite reírnos de nosotros, de las miserias humanas. Siempre fui partícipe de buscar el lado oscuro de cada uno, para hacer una parodia. Por eso hacer esta obra es un regocijo para mí.
¿Y qué importancia le otorgas al hecho d que se haga en este espacio cultural y con el elenco del teatro Solares?
Es muy fuerte, porque me siento parte, me han hecho parte de este espacio. Cuando regresé de Uruguay mi idea era reflotar el teatro en Alta Gracia. Pero no por Marcelo Alonso, ¿me entendes? Sino por el hecho de que se haga teatro en la ciudad. Me encanta ver cómo se mueve hoy en día, las propuestas que hay. Y gracias a Dios cada vez se suma más gente, que se siente identificada con el lugar, con la propuesta. Y cada año es como ver nacer un hijito nuevo. Porque empezamos con “El conventillo de la paloma”, seguimos con “El partener”, “El guapo y la gorda” y ahora “Esperando la carroza”.
¿Ves más recepción para el teatro en la ciudad?
Sí, sí. De hecho, en relación a cómo se veía el teatro cuando yo estudiaba, veo que se ha perdido mucho ciertos prejuicios que había. En esa época se lo consideraba de vagos, pero hoy no, acá tenemos más de cien personas participando en los talleres de niños, jóvenes y adultos. Algunos vienen a explorar, otros por terapia. Y creo que estamos haciendo mucha inclusión con las clases acá.