Seguramente, la historia de Valeria Altmark es similar a la de muchos artistas que a causa de la pandemia debieron hacer un parate para poder sobrevivir. Esta joven circense oriunda de Bs As, llegó a Alta Gracia a trabajar luego de que se le cancelara el viaje a España en donde participaría de un certamen de talentos y hoy podemos verla desplegar su arte en el semáforo de calle Malvinas.
En diálogo con la 88.9, la joven artista contó de qué manera llegó a Alta Gracia, a la vez que hizo un repaso por su realidad antes de la pandemia.
«Llegué a Alta Gracia de la mano de mi amigo el payaso Pochoski. Él me invitó a trabajar este verano en Alta Gracia, en Plaza Solares. Estuve haciendo funciones ahí y también en la feria de artesanos de Villa la Bolsa, la verdad es que me han recibido muy bien. Y bueno, después con el confinamiento ya no pude volver a Buenos Aires, sigo acá y tengo que sobrevivir, así llegué al semáforo», inició Valeria quien si bien practica múltiples disciplinas, se destaca en el contorsionismo.
Antes del Covid-19 la realidad de Valeria era otra. Trabajaba en un circo en una isla de Portugal mientras había firmado contrato para participar de un certamen de talentos en España. Sólo aguardaba que llegue el día para poder viajar. Lamentablemente, la pandemia imposibilitó la concreción de todos esos sueños y experiencias, pero lejos de bajar los brazos, la joven artista decidió continuar haciendo lo que mas ama y vivir «el día a día» en cualquier lugar del país.
«Es cierto que en pandemia es dificilísimo poder remarla, creo que por eso están viendo tanta variedad en los semáforos, como se puede ver un ingeniero arriba de un taxi o a alguien que tuvo que cerrar su negocio, también del mismo modo nos ven a los artistas que trabajamos en circos, espectáculos, discotecas y todo lo que hoy esta cerrado, tratando de sobrevivir así», contó Valeria, quien también tuvo su paso por la televisión en el programa de Guido kaczka mostrando su talento.
Si bien reconoce que no es el mejor momento, la joven se muestra feliz de poder plasmar su arte en los semáforos de Alta Gracia, y destaca la amabilidad de la gente de esta ciudad.
Valeria no tiene raíces circenses ya que es la primera de su familia en dedicarse a esto, sin embargo ama y disfruta tanto de lo que hace, que no halla diferencia entre hacerlo en grandes escenarios o en la parada de un semáforo. «Se que es un momento difícil pero sigo haciendo lo que amo y me gusta. Me sigo nutriendo de esto y lo hago desde hace 20 años ya. Si bien yo estudie en una escuela de circo, es una profesión muy poco reconocida y nuestro trabajo es vivir el día a día, nadie nos da nada. Es algo que requiere de mucho entrenamiento y estudio, pero así mismo yo estoy feliz de poder trabajar de esto donde sea porque me estoy ganando el dinero dignamente y la verdad que la gente del interior es muy amable, me ayuda todos los días y eso el algo reconfortante», culminó.