La duda radicaba en la posibilidad de establecer si el joven podía verdaderamente enfrentar una condena. Ésto, tras las más de 20 pericias interdisciplinarias que le fueron realizadas en la cárcel de Bouwer por psiquiatras y psicólogos, a quienes, hasta hace muy poco tiempo, les costó aunar criterios.
Maximiliano Romero (24) está detenido desde el 3 de diciembre del año 2018, tras asesinar de dos disparos en la cabeza a Fabián Romero (43), su padrastro, en la vivienda que ambos compartían en Bº Poluyan. Fue él mismo quien el día del hecho se presentó en la comisaría local, confesando el crimen y hasta hizo entrega del arma homicida.
Tras conocerse que la víctima había estado durmiendo cuando recibió los disparos mortales, la fiscalía de II instrucción a cargo del Dr Alejandro Peralta Ornitodelfo, comprendió que a la figura penal le cabía el agravante de la alevosía, debido a que la víctima no había tenido posibilidad alguna de defenderse. Eso, complicó la situación inicial del imputado y la caratula se modificó a “Homicidio agravado por alevosía y por el uso de arma de fuego”.
La declaración
Sorprendentemente, Maximiliano prestó testimonio en su primer entrevista ante el fiscal de la causa. En sus declaraciones, habló de violencia física, verbal y hasta económica de las que eran víctimas él y su madre. Sin embargo, lo más aterrador fue cuando confesó que su padrastro lo había abusado sexualmente desde que tenía cinco años de edad. Al respecto, Diego Agüero, su abogado defensor, había anticipado que podría alegar una emoción violenta teniendo en cuenta el trágico contexto de vida de su defendido; para que sea tomado en cuenta como un atenuante.
Familiares de la víctima lo vieron como una estrategia para “salvar su pellejo”.
Una personalidad que roza la inimputabilidad
Al joven se le practicaron más de 20 pericias psicológicas y psiquiátricas, en las que trabajó el equipo forense del Poder Judicial. Pero la resolución psiquiátrica no coincidía con el dictamen psicológico por lo que se dispusieron nuevas pericias. Concretamente, parte del cuerpo médico señalaba que el joven en realidad no comprendía sus actos al momento de cometer el hecho y la otra parte sostenía que sí y lo consideraba imputable, según explicaron fuentes cercanas a la investigación a RESUMEN. Es decir, ante este panorama, cabía la posibilidad de que el autor del hecho fuera declarado inimputable y, con esto, se librara de un juicio oral.
Sin embargo, el pasado viernes, esa última pericia realizada (la cual no deja librado al azar todo lo evaluado hasta el momento) arribó a conclusiones más contundentes, en las que aluden a que el imputado “presenta situaciones psicológicas a considerar” pero que pudo comprender el hecho y dirigir sus acciones. Resultado que deja inminente la elevación a juicio de la causa y desecha la posibilidad de declararlo inimputable.
¿Lejos de la perpetua?
Resulta apresurado en esta instancia hablar sobre la pena que, de ser declarado culpable, le correspondería al autor del homicidio. Así mismo, bajo esa calificación legal, no sería otra más que la perpetua. Sucede que con este contexto donde fue tan difícil discernir el estado real de la psiquis del imputado, ni hablar si se llegara a concluir que sus dichos podrían ser ciertos, es alta la posibilidad de que se de un atenuante que modifique la caratula en el juicio. Con lo que podría salir beneficiado y recibir, quizás una condena menor. Por ahora, son sólo conjeturas.
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