Editorial

Entre las propuestas y la acción: Realidades paralelas

La sociedad entera vivió una semana muy movida políticamente. Por un lado la presidenta Cristina de Kirchner abrió las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación mediante una Asamblea Legislativa donde llevó adelante un extenso discurso de más de tres horas en el que por un lado primaron los logros obtenidos hasta el momento en su gestión y gran cantidad de detalles numéricos que lejos están de despertar algún tipo de interés en la población, a la sociedad trabajadora me refiero, la gran mayoría que compone el país, claro está; y por otro afirmó su intención de que a los integrantes del Consejo de la Magistratura los elija el pueblo.

En el ámbito local el Intendente Walter Saieg presidió la apertura de sesiones del Concejo Deliberante en un espacio cedido por el Colegio Misericordia donde realizó un discurso acotado, hasta ameno diría, caracterizado por una recorrida a las obras realizadas en el 2012, mencionando y justificando aquellas que no se realizaron y anunciando la permanencia de algunos eventos.

No hubo entre los anuncios grandes proyectos, sólo concluir aquello que quedó a mitad de camino, como las obras de pavimentación, la puesta en valor del Cine Monumental y la apertura de la segunda Sub Comisaría. Lo pintoresco de los anuncios consistió en priorizar una política de gobierno ligada a la gente, trabajar con y para los vecinos.

En su discurso aclaró que tanto el gabinete como el Concejo sesionará en los barrios cada 15 días. Ambos pertenecen a partidos políticos diferentes, hasta enfrentados y de lo contrario parece que este año, justo este año que tiene mucho peso político, comparten objetivos.

¿Qué anuncios tan particulares, no? Si nos remontamos a las primeras definiciones de política nos dice: “Política es el ejercicio del poder que busca un fin trascendente. Esta promueve la participación ciudadana ya que posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común”.

Es decir que hacer política justamente se refiere a eso, realizar obras para el bien común promoviendo la participación ciudadana. ¿Debemos aplaudir entonces esta nueva perspectiva de gobierno o simplemente esperar a que por fin se cumplan las prioridades de un objetivo que se perdió hace mucho
tiempo entre los que nos representan?

Señores: ¿No es que siempre debió ser así? Sin dudas alguna de las miradas está equivocada.

Seguramente es la de la sociedad que históricamente está pidiendo ser escuchada. Cuando digo escuchada me refiero a que los representantes no sean simplemente un oído para hacer catarsis, sino a que puedan provocar la acción en base a las necesidades de la gente. Porque de lo contrario estaríamos “mal pensando” en que existe miedo al acercamiento, a la transparencia hasta
la objetividad…

Beneficio de la duda

Pero quizás estamos frente a un cambio, no hay que ser pesimistas después de todo y otorgarles el beneficio de la duda. Quizás esta nueva política de Estado se refiera a las consecuencias de realizar un mea culpa y por fin entender cuál es el objetivo de ocupar un sillón y muchas bancas.

El único problema es que no sea demasiado tarde y que la paciencia (mayor característica de la sociedad) no se acabe; que realmente se pueda ver una luz en todo esto. ¿O será quizás el producto de un problema mayor del cual la sociedad tampoco está enterada?

Ojalá nos estemos equivocando y este pensamiento sólo sea parte de seguir viviendo desde hace mucho tiempo, gente y clase política, en realidades paralelas.

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