Como parte del Programa “Formando en el Ring” que llevan adelante en forma conjunta el Ministerio de Desarrollo Social, la Agencia Córdoba Deportes y el Ministerio de Educación de la Provincia, Cristian Maldonado está enseñando boxeo a adolescentes y jóvenes privados de su libertad. “‘Chapita’ Gutiérrez, que trabaja en esto con ‘Falucho’ Laciar, me invitó a trabajar con estos chicos que están cumpliendo condena en el Complejo Esperanza y no lo dudé”, cuenta Maldonado, orgulloso por saber que su tarea semanal puede servir para que alguno de esos pibes puedan “zafar” en la vida.
Cristian pasa sus días dedicado a enseñar boxeo en el Club San Martín de nuestra ciudad, donde cada noche entrena a un puñado de muchachos que sueñan con la gloria y transpiran la ropa intentando dar sus primeros pasos. Pero esta nueva tarea le llena el alma. “Es una experiencia muy nueva para mí, muy dura, pero que me gusta afrontar. Te encontrás con chicos con un grado de atención casi nulo y tenés que lograr que te sigan con lo que enseñás. No tienen obligación, eligen boxeo como otros optan por el fútbol para poder ver el sol un rato. Así de simple y duro”; relata, y agrega: “Cuando llego, veo cuántos alumnos voy a tener ese día. Algunos no pueden salir por mala conducta, o bien deciden quedarse y no hacer ejercicio. Todo se hace dentro del mismo Complejo. Tengo a chicos de tres de los cuatro institutos que conviven en el lugar y muchas veces eso se hace difícil por el grado de agresividad que hay”.
Además, Cristian cuenta que “manejar sus mismo códigos” es la clave: “Pasa por ser igual que ellos, hablar con ellos. Quien tenga ganas de escucharte, te escucha. El que no tiene ganas se va a un costado, mira a la pared y así pasa la hora. Estoy en forma permanente con un guardia mientras doy clases pero la relación es personal. Se trata de hablar y fundamentalmente de escuchar. Los escucho y me escuchan. Siento que los ayudo, los trato de distraer un rato de su realidad y de enseñarle algo para el día de mañana”, agrega. Maldonado asegura además que tras los muros del Complejo hay un par de buenos prospectos. De esos a los que la Justicia autoriza a gestionarles la licencia y a tener salidas vigiladas para pelear muros afuera. “Me alegraría saber que algún día uno de ellos al menos logró ser alguien en la vida a través del boxeo que les enseño, eso sería realmente reconfortante”, finaliza el entrenador.
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