El control de cambios que estableció el presidente Mauricio Macri tuvo ayer un debut alentador, pero poco representativo: el dólar se desinfló y terminó a $ 58 sin que el Banco Central vendiera reservas. Pero la sesión se caracterizó por los problemas técnicos para implementar las nuevas medidas, por la confusión de los pequeños ahorristas y por el escaso volumen por el feriado en Wall Street.
El titular de la autoridad monetaria, Guido Sandleris, reconoció las particularidades de la jornada y consideró que se trató de “un día atípico”. Sin embargo, buscó despejar dudas y temores respecto al nuevo esquema, que definió como un “paraguas” para “proteger la estabilidad cambiaria y a los ahorristas” y “transitar de la mejor manera posible la incertidumbre asociada al proceso electoral”.
A pesar de un arranque turbulento, que lo llevó a negociarse a $ 65, el dólar emprendió antes del mediodía un rumbo bajista no exento de elevada volatilidad.
El billete verde retrocedió $ 3,62 y culminó a $ 58,41, según el promedio del BCRA. Incluso quedó a $ 56,95 para la venta en el Banco Nación.
La divisa registró su primera baja luego de una semana frenética en el mercado cambiario local y revirtió así la totalidad de lo ganado desde que el Gobierno anunció, el miércoles pasado, el “reperfilamiento” de la deuda de corto plazo, que se interpretó como un “default técnico o selectivo”.
La contracción del dólar minorista no se condijo con las imágenes que circularon de las filas de pequeños ahorristas apostados en las puertas de bancos y de casas de cambio.
También Sandleris trató de desestimar el miedo de aquellos que salieron a buscar sus depósitos rememorando al corralito.
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