Emanuel Ginóbili se transformó en leyenda anoche. El bahiense, máximo exponente de la Generación Dorada fue despedido por San Antonio en una emotiva ceremonia que incluyó el retiro de su camiseta blanca y negra con el número 20 de los Spurs.
Es que «Manu» brilló por mucho tiempo en el imperio «inaccesible» de la NBA para orgullo argentino y para poner en el mapa del básquetbol estadounidense a San Antonio Spurs. Su casaca, la número 20, ya brilla en el techo del AT&T Center.
Todos los fanáticos que asistieron al encuentro recibieron una gorra y un cartel reversible para conmemorar a Manu Ginóbili y tuvieron la oportunidad de tomarse fotos con una réplica de la camiseta número 20 retirada, así como también con fotos de sus 16 años de carrera en San Antonio. También hubo una exhibición en 3D y estuvieron disponibles los trofeos de los cuatro campeonatos de la NBA que logró a lo largo de su carrera (2003, 2005, 2007 y 2014).
En el entretiempo, siete integrantes de la Generación Dorada contaron anécdotas sobre la carrera de Ginóbili con el periodista Adrián Paenza como moderador. Alejandro Montecchia, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Pablo Prigioni, Pepe Sánchez, Luis Scola y Gabriel Fernández fueron los encargados de representar a la selección, que obtuvo la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y la de bronce en Beijing 2008, además de haber llegado a la final en el Mundial de 2002.
Posteriormente, llegó el momento del discurso de Manu, de a ratos en inglés, en otros en español. A la hora de hablarle a la familia, la voz se quebró, pero como cuando jugaba, siguió adelante.
«Mis expectativas pasaban por hacer una buena carrera en Europa, quizá, con el equipo nacional, pero en un abrir y cerrar de ojos, terminó mi carrera, gané campeonatos y tengo a estas leyendas a mi lado, que admiro. Me gustaría darles un apretón de manos a cada uno de ustedes», inició su alocución.
He sido muy afortunado. Quiero reconocer a los que me acompañaron en Argentina, muchas personas me guiaron. Nací en una ciudad que vive el básquet de una manera especial, nací en una familia que también respiraba básquet, uno no elige donde nace. Conocí a una hermosa, inteligente, mujer a los 20 años, y me enamoré de ella. Y tuve suerte de que ella se enamorara de mí», comenzó con la ronda de agradecimientos.
Ginóbili cambió el idioma y pasó al español con el fin de agradecerles a los aficionados argentinos. «Por ahí pueden pensar que no influyeron tanto en mi carrera porque la mayoría fue lejos de casa. Pero estando lejos sabía de los esfuerzos para ver los partidos, el hecho de quedarse hasta las 3 de la mañana para ver los partidos cuando al otro día sonaba temprano el despertador; los gritos al televisor, los saltos en los sillones. Eso también me llegaba. Agradezco a los que están acá, que son muchos. Y a los que están en casa», señaló.