Durante la mañana de este miércoles, la escritora local Claudia Tejeda, se comunicó vía telefónica con los estudios de 88.9 FM.
A partir de un diálogo con el equipo de «Todo Pasa», y en el marco del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, habló de las dificultades de la autoría propia y el hábito de lectura en las nuevas generaciones: «Hoy en día, el tema de los derechos de autor está como amplio y globalizado por esto de que la originalidad ha pasado a segundo plano. Está todo tan a la vista y a la mano, que es complicado descender los derechos de autor. Toda esta cuestión de las redes facilita, agiliza y entonces, está a mano de cualquiera. No es tan simple defender algo como autoría, si hay reglas o leyes, pero entrar ahí es muy complicado».
Uno cuando escribe ya no le pertenece más, sino que es para quien lee o a quien le sirva. Es una cuestión de ética personal. La verdad que no tuve la necesidad de demandar a alguien por plagio, no lo haría. Más que enojarme, me da pena; porque si alguien tiene la necesidad de copiar, dónde está su trabajo. Es como si la imaginación se hubiera agotado, si tuvieras herramientas para seguir creando o seguir aprendiendo. Es una pena recurrir a un plagio porque no se cae algo propio.
En el proceso de escribir un libro, siempre necesitamos de otro una vez que fue leído, filtrado, analizado y defendido. Yo puedo sugerir cambiar algo de la obra, pero autor viene de autoridad, entonces dentro del texto nosotros somos autoridad para decidir cómo debe ser el texto; aunque entra siempre el tema de la soberbia, humildad, capricho en el medio.
Hoy en día tenes que entrar a la demanda y oferta de las editoriales, actualmente todos la pelean y tenes que compartir el gasto, o puede que haya una convocatoria y entres a través de un concurso. Este es un camino que a veces se da fácil y otras no, hay que poner plata. Pero tiene que ver con lo que te hace feliz.
Mi primer libro fue llamado “De hiedras y grietas”, que nació en el 2004 y de ahí vinieron otros también. La cosecha siempre trae su lado satisfactorio, porque este primer libro me abrió puertas. Es un proceso bonito. Ahora estoy trabajando mucho con literatura infantil, y estoy un poco trabada por la ilustración y los precios. Yo de esto no gano plata, pero gano otras cosas.
Las palabras no nos afectan, son efectivas. Tenemos que encontrar como adultos, sembrar esto de la lectura y acompañar al niño en los tonos, el juego, la imaginación y el recuerdo. La imaginación se fomenta y se nutre, está bien que los chicos se aburran, nos tenemos que tomar este tiempo. Es un trabajo sacarlos del celular, sin ser estrictos. Es un espacio donde hay que volver a la ternura, la ironía, los chistes; nos falta lo afectivo en el medio. El libro nos abre mundos, otras realidades, nos hace creativos que eso también sirve para la vida misma e imaginarnos un mundo mejor.
El mejor libro es el que te hace bien a vos. No importa el título, hay que buscar y hacer un camino que se hace leyendo, hay que probar. Para eso están las Bibliotecas Públicas, llévate un libro y si no te gusta lo devolves. El verdadero encuentro con la lectura es el disfrutar. La literatura es interior, al igual que el crecimiento.
Quien esté en el camino de la escritura, que lea mucho. Siempre alguien está un paso adelante que nosotros. Cuando logren un hallazgo (es un trabajo de excavadores), no crean que es el último y creérsela. Es fundamental. Permitanse lo imperfecto, equivocarse, buscar un libro editado y aprender, todo es parte de la madurez. Somos imperfectos como seres humanos, por lo que siempre caminamos hacia algo más.
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