El pasado viernes, personal de Defensa Civil asistió a un hombre que estaba tendido sobre calle Belgrano a la altura de Supermercado Becerra, en estado de inconsciencia.
El hombre de unos 50 años, no respondía a los estímulos verbales pero de a poco fue recuperando el conocimiento. Entre sus ropas, tenía dos botellas de alcohol etílico, una de ellas vacía.
Inmediatamente fue trasladado al Hospital local para su atención donde quedó en observación por algunas horas.
«Lo vemos todos los días «
Lo verdaderamente preocupante es que se trata de un cuidacoches que estaría en situación de calle y al que casi a diario los transeúntes de calle Belgrano suelen observar deambulando, en estado de ebriedad y durmiendo en cualquier sitio.
Se supo que es oriundo de Villa del Prado y que tendría una discapacidad por la que cobra una pensión mínima. Hasta hace algunos meses, el hombre compartía el alquiler de una precaria vivienda, con un compañero. Sin embargo, los propietarios les habrían pedido desocupar el lugar y desde entonces, está en la calle.
«Le dimos una merienda en el Hospital y le ofrecimos un lugar para pasar la noche, pero no quiso», aseguró una de las voluntarias, que por estos días en el que el frío aprieta, brindan te y café a quienes aguardan atención en la guardia del hospital.
El hombre tendría problemas de alcoholismo, al igual que su compañero a quien hace aproximadamente un mes personal de Seguridad Ciudadana lo trasladó a un albergue en Despeñaderos, luego de que lo hallaran dormido en las afueras de Casa de la Cultura, bajo un frío intenso.
En los últimos días, y a raíz de la gran iniciativa que en Buenos Aires tuvo el Club River Plate, las manos solidarias se multiplicaron y en Alta Gracia no fue la excepción. Como lo mencionáramos más arriba, un grupo de mujeres se han organizado para llevarle merienda a personas que duermen en el Hospital. Otros, ofrecen hasta su garaje para albergar a alguien que esté en situación de calle, por lo menos, durante las noches con temperaturas mas bajas.
Esta claro que ante la vulnerabilidad, la empatía le gana al desamparo. Sin embargo, como este hombre hay otros tantos que deambulan por la ciudad sin techo ni comida. ¿Cual es la solución?.