El edil de UPC quien además es Secretario del gremio de los Municipales faltó a las dos sesiones más polémicas y políticas del Concejo Deliberante. El reglamento interno, tan invocado en estos días, establece en su artículo 17 y 18 que “Ningún Concejal podrá ausentarse del Municipio por más de ocho días durante la época de Sesiones sin permiso previo del Concejo y que, además, “los Concejales están obligados a asistir a las sesiones”. A Medina se lo vio por el edificio Municipal pero no en el recinto y tampoco en la Plaza con los trabajadores.
Una decisión que responde seguramente a buscar la forma de no involucrarse en una estrategia política y en una interna que, como gremialista, no puede sostener. Y de nuevo surge la duda: ¿Está bien que cumpla ese doble rol?
En este caso, habría que preguntarse directamente cuál cumple. En esta guerra, quedar bien con Dios y con el Diablo no es una opción. Ferrari y Saieg se enfrentaron a los micrófonos y a “los siete concejales de la apocalipsis” marcando postura, además de plantarse al lado de los manifestantes en la plaza en favor de los trabajadores despedidos.
Por otro lado los ediles de ambos bloques defendieron la ordenanza y presionaron por su firma inmediata argumentando sus fundamentos.
En una crisis institucional sin precedentes, Medina simplemente no estuvo.
Más allá que pueda demostrar haber pedido los permisos, fuentes del Concejo aseguran no haber sabido de su ausencia. En estos casos está prevista una multa por al artículo 20 que debería establecer el Presidente del Cuerpo Deliberante.