Sociedad

El casino de Alta Gracia factura millones y aporta centavos

Con facturaciones que oscilan los 125 millones de pesos al año, el casino de Alta Gracia se posiciona en sexto lugar en cuanto a recaudaciones a nivel provincial en las 17 ciudades que explotan slots en Córdoba. De ese monto, solo un 4% se destina en concepto de cánon al municipio ($420 mil al mes aproximadamente), aporte paupérrimo si se tiene en cuenta que hasta el mantenimiento del parque del Sierras Hotel donde se encuentra enclavado el casino, corre por cuenta de las arcas del Estado municipal, al igual que los inspectores municipales para el control del tránsito que diariamente produce caos en calle Franchini, o las mismas refacciones que se hagan en el lugar.
Otro dato para destacar es que a la empresa que explota los juegos de azar en Córdoba (CET) no se le cobró “aportes iniciales”, como la mayoría de las empresas que desembarcan en la ciudad. Uno de los ejemplos, fue Supermercados Disco, que debió asfaltar una calle como parte del OK que le permitió instalarse en Alta Gracia.
Los números citados anteriormente son estimativos y están calculados en relación al dato que proporciona el municipio, es decir 5 millones al año; pero difiere mucho del listado que da a conocer la Lotería de Córdoba de manera oficial, donde se asegura que el casino local facturaría solo 60 millones al año (ver cuadro adjunto). Tanto si se tiene en cuenta el dato oficial o el extra oficial, hablamos de montos millonarios que se explotan en terreno local pero que no se invierten aquí y, gran parte, sale hacia afuera.

“Es un llamador para el turismo”

Bajo el concepto de que esta actividad “es un llamador para el turismo” se ampara y se han amparado éste y otros gobiernos de la ciudad, pretendiendo de esta manera ocultar una realidad que va mucho más allá que eso. Se intenta dejar sin efecto, por ejemplo, el hecho irrefutable que la mayoría de los apostadores pertenecen a los sectores sociales bajos y medios generando una brecha de pobreza que lejos de disminuir, se acrecienta; que la ludopatía (adicción al juego) está instalada en la ciudad y afecta a un 15% de la población aproximadamente y que las ganancias no se ven plasmadas en la realidad local.
Según afirma el secretario de Economía y Finanzas de la Municipalidad, Édgar Pérez, en Alta Gracia, el canon que paga el casino asciende a $5.000.000 aproximadamente al año; es decir, alrededor de $417 mil por mes; dinero que, según dictamina la ordenanza Nº10137, es destinado a distintos objetivos (ver detalle adjunto) pero que no ha generado nunca grandes aportes. Lo dicho es ratificado por el mismo intendente, quien afirmó a este medio que “es un pequeño porcentaje lo que se vuelca al municipio”: “Es un pequeño porcentaje lo que vuelca el casino al municipio, por lo que el rédito no se obtiene de esa forma; lo que otorga el casino es la posibilidad de que cierto turismo tenga a Alta Gracia como referencia, es un llamador del turismo”, sostuvo el intendente Facundo Torres al respecto; y agregó: “Alta Gracia creció turísticamente con el ícono del Sierras Hotel que ya tenía el casino como principal actividad. Considero que lo más importante es tener bien regulado que el vicio del juego no contamine a los habitantes de la ciudad; aunque es una actividad necesaria para una ciudad turística. Toda ciudad que se precie de turística tiene casino”, finalizó.

Eterno debate

Se cumplieron hace una semana 100 años del cierre del casino de Alta Gracia, un hecho recordado por distintos aspectos, pero por sobre todas las cosas por la conmoción popular que se suscitó aquel 20 de junio de 1916 tras el anuncio de cierre (ver nota subordinada). La génesis de aquellos reclamos y los que hoy se presentan en torno a este tema son muy diferentes, pero lo cierto que Alta Gracia no escapa al cruce de voces que genera la instalación de salas de juegos en distintas ciudades de la provincia. Un dato paradójico y preocupante, por ejemplo, es que durante el primer semestre de este año, la recaudación de los casinos aumentó un 29%, efecto inverso a la recesión de la economía nacional.

Ludopatía instalada

Más allá de que haya “buenas intenciones”, la ludopatía se instaló en la ciudad, y representa un flagelo que nadie se anima a controlar. Familias desmembradas e importantes deudas de juego a prestamistas que no deberían estar, pero están instalados dentro del casino (personajes conocidos que operan libremente), son algunas de las consecuencias de las problemáticas del juego, situaciones que escapan a resoluciones tanto municipales como provinciales. Si bien existen programas que lleva adelante la provincia, sólo constituyen tibios paliativos a una situación que engrosa una triste cifra negra y que, paradójicamente aumenta al ritmo de las economías resentidas.
UN POCO DE HISTORIA
Hace 100 años…

El Sierras Hotel se inauguró en 1908, pero al poco tiempo fue vendido por Guillermo Franchini a la Compañía de Tierras y Hoteles quien construye un anexo al hotel para la sala de entretenimientos que el 18 de febrero de 1914 inició sus actividades. “El 20 de junio de 1916, la empresa que tiene a su cargo la explotación de las salas de juego, anuncia la suspensión de su funcionamiento a raíz de un decreto del Gobierno Provincial que exige a la banca la entrega del 20% que determina la ley (…) En noviembre de 1917, la población recibe con estupor la noticia que el Sierras Hotel cerrará sus puertas aduciendo la Compañía de Tierras y Hoteles que no cuenta con los fondos necesarios que demanda el mantenimiento en actividad de estos servicios, que antes podían ser afrontados con dinero proveniente del casino”, expresa textual el libro Alta Gracia 400 años de Historia, de
Oscar Ferreyra Barcia. Ante noticia de tal magnitud, el pueblo se reúne en asambleas, se
promueve una movilización general y se envían notas a las autoridades provinciales firmadas por la casi totalidad del pueblo, pidiendo por la reapertura del Casino como medio práctico para impedir la clausura del Sierras Hotel. Ante la respuesta popular, el gobierno provincial promete apoyar los intereses de la Villa, y la Compañía de Tierras y Hoteles revé la decisión de cerrar. En la década del 80, ante el inminente cese de actividades del Sierras Hotel, el viejo Casino es trasladado al centro de la ciudad. En el año 2005 reabre sus puertas el Sierras Hotel con el casino dentro de sus instalaciones y cierra posteriormente la sala de juego de la Av. Belgrano.

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