Era un día gris e inestable como el de hoy, cuando los voceros presidenciales emitirán los partes de las últimas horas de Eva Perón. Y, finalmente, pasadas las 20:30 anunciaban su fallecimiento.
Una verdadera multitud quiso despedir a «la abanderada de los humildes», y es por eso que ante la cantidad de personas que se acercaba hora tras hora para darle su último adiós, Perón decidió extender el funeral para que todos pudieran hacerlo y fueron 16 días de velorio.
Evita muere en un contexto de «esplendor peronista», incluso meses antes de eso su marido era reelegido como Presidente de la Nación. En medio de esa racha y para darle una «eternidad al Peronismo» es que se decide embalsamar el cuerpo de la «Jefa espiritual de la Nación». De allí, los restos fueron llevados al Congreso de la Nación y, a posterior, a la CGT.
Pero tras el derrocamiento de Perón en 1955, se gestó lo más horripilante que pueda haber guardado la historia del país: el secuestro del cadáver de Evita. Y, es hasta el día de hoy que no se sabe a ciencia cierta cual fue la razón de estos militares antiperonistas para realizar tamaña atrocidad. Aunque algunos dicen que estaba relacionado con esa «fuerza espiritual» que creían que transmitía Evita y que podía generar «el regreso del líder».
Muchos sostienen que quien dio la orden fue el entonces presidente de facto Pedro Aramburu. Un comando de marinos entró de noche y por la fuerza al edificio de la CGT y se llevaron el cuerpo de Eva Duarte. Éste deambuló durante tres días a bordo de un camión por todo Buenos Aires para no levantar sospechas.
Después se ordenó la «Operación traslado» mediante la cual embarcaron el cadáver de Evita bajo un nombre falso y la llevaron a Italia. Allí la enterraron en un cementerio de Milán.
Ya en 1970 el grupo guerrillero conocido como «Montoneros» secuestra a Aramburu y entre las exigencias le piden que devuelva el cuerpo de la ex primera dama. Así mismo, eso sucedió un año después con Lanusse cómo Presidente.
El cuerpo de Eva sería desenterrado de esa tumba clandestina y llevado a España, donde Perón vivía su exilio. Así mismo, tras la muerte de Perón en el 74, su actual esposa la Presidenta Maria Estela Martínez, ordenaría en traslado de los restos de Eva nuevamente al país y a la Quinta de Olivos. Finalmente, en el 76, la nueva dictadura militar que derrocaría a «Isabelita», le devolvió el cuerpo a la familia Duarte y desde entonces descansa en el cementerio de La Recoleta.
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