Gustavo Rossi, Especial para Resumen. Alta Gracia no fue solo conocida por las procesiones a la Virgen o el Museo de Che. En las épocas de oro del boxeo mundial supo aportarle a ese deporte un sin número de boxeadores como Alberto de las Mercedes Cortez, una gloria salido de nuestra ciudad y que disputara el título del mundo en su categoría en tres ocasiones.
Esta tradicional familia de Alta Gracia, los Cortez estuvieron por tres generaciones emparentados con los guantes y el ring… Alberto, Osvaldo, Sebastián y la lista continúa.
Hoy se paran frente a la vida también desde el ring, no para tirar guantes sino para rescatar chicos de la calle. Osvaldo Cortez dicta clase de boxeo frente a la plaza Mitre, le dedica parte de su tiempo a los jóvenes porque está convencido que solo se los ayuda impartiéndoles una disciplina, la que el más sabe el boxeo; a su improvisado gimnasio asistente chiscos de toda la barriada. El respeto al maestro y las ganas de entrenar contagian a todos. Se lo escucha decir entre sus alumnos mientras acomoda posiciones “Somos hijos de nuestro esfuerzo…dale … fuerza…dale, vos podés” mientras los jóvenes bañados en transpiración continúan trabajando con la bolsa.
El boxeo femenino presente
A la clase asiste Mónica, una boxeadora, tiene un gancho de derecha envidiable que cuando se cuela en el entrenamiento deja sin aire a más de uno. El próximo viernes tiene una pelea en la Tordilla, provincia de Córdoba. Cortez sabe que es importante que guantee con sus compañeros quienes por momentos aceleran el entrenamiento y ella responde con la potencia y el esquive de una profesional que en algún momento lo será.
En un alto en la clase Osvaldo cuenta: “resulta muy difícil sostener la actividad, es muy poco lo que aportan los alumnos. Y yo sé, si les pido todos los meses la cuota para entrenar dejarían de venir y volverían a la calle. y no les puedo hacer eso”.
“En mi familia se ríen porque todos los meses a la hora de pagar el alquiler del tinglado donde practicamos, voy para atrás en los números. Pero cómo puedo pararme y decirle a un chango: no podés venir más porque no pagás. Sería como empujarlo fuera del ring y que caiga de nuevo en las malas juntas, en el alcohol, en las drogas. No importa. Nos ajustamos y le pegamos para adelante. Algún día entenderán quiénes tienen que entender, que desde el boxeo se puede ayudar y mucho y sobre todo a aquellos que vienen bien de abajo y llenos de problemas”.
El boxeo hoy
El boxeo en estos últimos tiempo ha perdido visibilidad en nuestro país, pero Alta Gracia, cuna de campeones, mantiene la guardia bien en alto y la va peleando round a round… para ganarle a la droga… ganarle al alcohol a las malas juntas. Porque boxeadores como Osvaldo Cortez saben que el rival que tienen que vencer por nocaut es la marginalidad. Y como él dice en los entrenamientos: “Somos hijos de nuestro esfuerzo… dale… dale pibe… vos podés”.