Suponemos que las señales de tránsito tienen su razón de ser. Suponemos que su objetivo es ordenar la circulación para preservar la vida. Como esta señal, ubicada en Italia y Avenida del Libertador, que prohíbe doblar en U. No lo sugiere ni lo aconseja: lo prohíbe.
Pero por alguna razón, muchos automovilistas no la respetan y doblan sobre la avenida poniendo en riesgo la vida de los peatones que cruzan por allí. En horas pico, en especial cuando entran y salen chicos de la escuela, la infracción es más reiterada pese a que tan sólo 100 metros se encuentra la rotonda que permite el retorno por dicha arteria. No es la única señal sobre la avenida que alerta sobre la prohibición. Pero todas corren la misma suerte. Son ignoradas por completo.
¿Soluciones? (sólo para que no digan que sólo vemos lo negativo): poner inspectores de tránsito en horas pico, cámaras que registren las infracciones, o bien reemplazar cada una de estas señales por una carita feliz que advierta “¡Suerte con su mala maniobra!”