Basta con echar un vistazo general por las redes sociales y vamos a encontrar un montón de animales sin hogar, abandonados, incluso maltratados.
Esta historia fue la excepción: en la Fundación ADMA se llevaron una grata sorpresa cuando llegaron dos hermanitos con una perrita recién rescatada, a la que habían bautizado Chispi Juanita. Recurrieron a ADMA porque habían escuchado que allí se cuidaba a los animales. Pero no lo hicieron para delegar el cuidado de la perrita a los voluntarios: ellos querían un asesoramiento exhaustivo de cómo cuidar a su nueva amiga y flamante miembro de la familia.
Fue así como Lorenzo, de ocho años, y su hermanita Julieta le pidieron a su mamá que los lleve hasta “La Casita” para sacarse todas las dudas. Anotaron en una tarjetita todas las preguntas que tenían: desde qué edad tenía Chispi Juanita, cómo y cuándo alimentar, asesoramiento de baño y corte de uñas; hasta cuestiones mucho más responsables: el cuidado ante un eventual ataque de pulgas, vacunación y castración.
Carolina Romagnoli, representante de ADMA, comentó que los hermanitos estaban muy involucrados en el cuidado de la perrita, y le cuestionaron a la Fundación por qué no iban a su colegio a enseñarles sobre el cuidado animal.
Julieta dio un ejemplo digno de reproducir por todos: había llevado una valijita de juguete con servilletas y bolsas para levantar la suciedad de su mascota.
Los voluntarios no dejaron de sorprenderse y emocionarse con ese acto de amor y responsabilidad con la que estos dos niños decidieron incorporar a Chispi Juanita a sus vidas.