Todo comenzó cuando Maité Alma, de ocho años, con la inocencia y la curiosidad de una criatura, le preguntó a su madre cómo hacían los niños que tenían cáncer y perdían su pelo. Mariana Ludueña, la mamá, le comentó que se les presta una peluca. Sin dudarlo, Maité dijo que quería cortarse el pelo y donarlo para hacer una. La mamá inmediatamente empezó a averiguar dónde podrían hacer este loable gesto, y dio con el Movimiento Trenzando Voluntades, de la Fundación Vanesa Durán. A ella la siguió una compañerita, Zoe, que quiso también donar su cabello.
En Alta Gracia llevan adelante esta iniciativa Mariana Ludueña, Claudia González, peluquera y Georgina Ruzafa, profesora de peluquería desde hace treinta años.
Llevan una libreta con los nombres de todas las donantes de cabello y con la fecha en que se realizó el corte. Hay dos nombres que están remarcados y resaltados con corazones dibujados alrededor: los de Maité y Zoe, las dos primeras donantes. Al equipo de peluqueras liderado por Claudia y Georgina, se le suman Claudia Torres, Sofía Gomez, Yanina Bustos Mura y Clara Jara.
“Ana Caturelli, Directora de Educación de Alta Gracia, nos autorizó a usar este espacio. Nosotras queremos generar confianza realizando esta acción en una entidad pública, para garantizar que el pelo realmente se dona y no se vende. A veces hay desconfianza porque el cabello se vende y es muy caro. Una peluca cuesta entre 25 y 30 mil pesos” explican Claudia y Georgina.
Para poder donar el cabello, hay que seguir rigurosos pasos: hay que limpiar y secar antes de cortar, debe tener un mínimo de 25 centímetros, debe estar el mechón atado por las dos puntas en trenza o coleta, y colocarlo en un sobre cerrado con los datos de la o el donante: nombre, apellido, correo electrónico y teléfono.
“No se deja el cabello cortito varón, vengan tranquilas”, dice Claudia entre risas.
Para comunicarse con la escuela, pueden hacerlo al 425019.