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Pasacalles….¿Hasta cuándo?

Una usanza ya obsoleta que poco a nada puede ser compatible con las normativas básicas de seguridad laboral, seguridad vial y los tiempos que corren. ¿ Y quién se hace responsable de los accidentes?

El viernes pasado un militante de la UCR se electrocutó mientras buscaba colocar un pasacalle en la intersección de Illia y Sarmiento. Su situación de salud está muy delicada, ya que el shock por la descarga eléctrica se le agrega la caída desde una altura considerable.

A partir de ese hecho, muchos se preguntan quiénes son los responsables frente a ese accidente que produjo una enorme tristeza entre familiares, militantes y amigos: ¿El Jefe de Campaña?; ¿El responsable de la patrulla de los pasacalles?; ¿Los candidatos?; ¿La UCR?; ¿La Municipalidad?: ¿Él mismo?.
O más bien una usanza ya obsoleta que poco a nada puede ser compatible con las normativas básicas de seguridad laboral, seguridad vial y los tiempos que corren.

Si uno lee la Ordenanza vigente, sólo encuentra detalles sobre las áreas de primer y segundo orden y algunas que otras normas que refieren en casi su totalidad a la estética de la ciudad.

Pero nada en cuanto a quiénes pueden colgar los pasacalles, con qué elementos de seguridad, con qué capacitación etc.
Cualquiera, hoy, lo hace.

Y cualquier vecino que se suba cerca de un cable de alta tensión puede sufrir un accidente de ese tipo, por desconocimiento. Cualquier compañero, además, puede no saber cómo actuar frente a una descarga eléctrica de sus pares de trabajo.

Y sin arneses, ni soga y solo una escalera precaria, la caída será inevitable. Y eso, poco o nada tienen que ver con la patrimonio o las áreas seleccionadas como primer o segundo orden. O los árboles, las palmeras y el cuidado del medioambiente.

Sin contar, que es de público conocimiento, que muchas veces los militantes salen de noche a trabajar con carteles y pasacalles y por ahí con un asado y una copa de más en el cuerpo. Y muchas veces, lo hemos cronicado, hay riñas y pelea en las calles.

Tampoco la ordenanza contempla los peligros por la visibilidad, la caída de esas telas enormes por el viento, cuando en su gran parte quedan colgando a medias en el medio de avenidas.

Si es cierto que, el sentido común indica que desde la Municipalidad, no pueden controlar a todos los que se suben a colgar un pasacalle, ya sea de campaña política, un cumple de quince o un baile de cuarteto… ¿Qué queda?
En 2019, hacen falta para cambiar el destino electoral de una ciudad?
Probablemente no, pero esas prácticas, queda demostrado, puede cambiar el destino de una familia.

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