Sociedad

Desde hace 37 años busca a su hijo que habían dado por muerto

Gran parte de la historia de Cristina está marcada por el dolor. Tanto su infancia, como su adolescencia, e incluso su madurez fue un devenir de situaciones complicadas, y en gran parte injustas; pero sin dudas la que más la marcó fue que la separaran de su hijo manifestando por aquel entonces, que había nacido muerto. Hoy, a 37 años de aquel momento, sigue buscando al bebé que nació en mayo de 1981 en una clínica de la ciudad de Córdoba, que nunca pudo conocer; y del que pudo confirmar su existencia hace sólo 9 años.

¿Hace mucho tiempo que vive en Alta Gracia?
Si, 16 años aproximadamente hace que me instalé definitivamente; de todas maneras antes venía de vez en cuando.
Arranquemos por el principio. ¿Ud llega a Córdoba a qué edad?
A los 13 llegué a barrio General Paz desde San Francisco del Chañar.
¿Sola?
Si, sola, con una familia que me trajo para vivir con ellos y hacer de servicio doméstico.
¿Porqué razón? ¿No vivía con sus padres?
Es una historia larga. Puedo resumirla contando que éramos 6 hermanos que vivíamos en la zona rural con mis padres. Mi madre, cuando yo tenía 11 años se fue con un señor y nos dejó con mi padre que era no vidente. Yo era la mayor, así que me hice cargo de mis hermanos, salíamos a hacer mandados para ganar plata o a pedir para comer; vivíamos como podíamos, pasaron dos años hasta que una monjita que trabajaba en el hospital se enteró, nos vino a visitar, y se repartieron mis hermanos en distintas casas de familiares y yo fui a parar a la casa de una familia en el pueblo. Esta familia tenía parientes en Córdoba, vinieron de visita y tomaron la decisión de llevarme con ellos para hacer las tareas domésticas. Más adelante, mis hermanos terminaron en un hogar, porque ya no podían tenerlos más.
Su vida comenzó a cambiar para bien…
Los primeros tiempos si, pero fue poco tiempo… la única obra de bien que le conozco a la dueña de casa fue que -al verme mal porque mi padre había quedado solo- lo trajo al Hogar Padre Lamónaca, en San Vicente para que pudiera visitarlo.Pero el trato no era bueno, era agresiva, y tenía problemas con el alcohol. Ella era abogada y su marido legislador, tenían dos hijos, una chica mayor que yo, y un varón un poco menor.
¿Cuándo cambió todo?
Yo tenía 15 años y tuve la descabellada idea de acceder a una relación con su hijo…y quedé embarazada. A partir de ahí todo fue un tormento. Esta mujer adulteró los papeles de su hijo para hacerlo pasar como mayor de edad y lo envió a Estados Unidos, y a mi me llevó a muchos lugares para hacerme abortar, a lo que yo me negué siempre. El tiempo pasaba, el embarazo seguía adelante y ya no pudo hacer nada.
¿Qué pasó después?
Era mayo de 1981. Los controles me los hacía hacer en su médico, hasta que un día escuché que él le decía “que no se iba a prestar a eso, y que no me atendía más”. Entonces ella me dijo que iríamos a otro médico. Fuimos a la Clínica Americana que estaba ubicada en calle Castro Barros 195, recuerdo que estábamos en un consultorio con la enfermera, llegó el médico, me inyectaron y…me desperté a los dos días ya con una cesárea hecha. Como estaba dormida no se exactamente que día nació, tiene que haber sido entre el 19 y el 21 de mayo de 1981. Cuando desperté ella estaba ahí, yo preguntaba por mi hijo y me dijo que había fallecido después de nacer, que no tocara más el tema. Le pedí que me lo entregaran para darle sepultura, y me dijo que lo tenían que dejar para estudio en la clínica. Estaba dolorida, triste, desesperada…pero por sobre todas las cosas, sabía que la historia no era así, sentía que mi hijo estaba vivo. Volvimos a su casa, tiempo después llegó su hijo desconociendo todo. Los maltratos se acentuaron hasta que un día llegó, se enojó porque no estaba la comida y comenzó a golpearme, esa fue la única vez que me defendí. Justo entraron a la sala parientes que la obligaron a soltarme, y aproveché para escaparme.
¿Donde fue?
Pedí auxilio en la casa de unos conocidos del barrio (familia Pacheco) que me contuvieron. Ellos fueron a buscarme pero esta gente les dijo que dejaran de molestarme, que nunca más me iban a pegar.
¿Siguió viviendo con ellos?
Si, comencé a trabajar, a ganarme la vida en distintos oficios, hasta que más adelante conocí al hombre que más adelante se convertiría en mi marido.
¿Se casó y ahí comenzó a buscar a su hijo?
No, no tuve su apoyo en ese sentido. Siempre me decía que “lo pasado pisado” y que tenía que concentrarme en mi nueva familia. A los cinco años de estar casados, nació mi primer hijo.
Usted seguía pensando que su hijo estaba vivo entonces…
Siempre lo supe, lo sentía.
¿Cómo siguió su vida?
Tuvimos tres hijos, una vida medianamente normal; hasta que mi hija se enfermó (leucemia linfática aguda), estaba muy grave así que me interné con ella. Mi matrimonio venía tambaleando, sobre todo porque yo tenía este dolor adentro que tuve que guardar durante años. Mientras estaba ahí, mi marido me pidió el divorcio. Gracias a Dios mi hija se salvó. Cuando volvimos a casa, con todo el miedo del mundo, decidí contarles la historia que ellos desconocían. Reaccionaron muy bien, con una comprensión increíble y se ofrecieron a ayudarme para buscar a mi hijo.
¿Cuándo logra confirmar que nunca murió?
Hace 9 años. Conocí por casualidad en una peña a gente que hace estas búsquedas. Marta González de Monguillot ya había muerto, per antes de eso se había divorciado y el marido vivía en San Francisco del Chañar así que viajamos para allá. A pesar del miedo que aún tenía, hablé con él y me entero que no sabía nada. Su ex esposa le había dicho que yo le había entregado consciente ese bebé para que ella lo diera en adopción. Me dio la dirección de otra abogada que trabajaba con Marta “hasta ahí llegó tu bebe´”, me dijo. Fui a buscarla pero negó todo. También su hijo, es decir, el padre del bebé. Llegué hasta Derechos Humanos donde iniciaron una investigación que aún no ha llegado a buen puerto. También llegué hasta Tribunales Federales con la fiscal Filoñuk que inició una causa, y que posteriormente cerró porque todos los que saben qué pasó y quienes fueron los responsables, lo negaron rotundamente. Y quien podía aportar datos (el abuelo del bebé) fue llamado a declarar por mi insistencia, pero cuando lo citaron ya había muerto. De todas maneras, hoy más que nunca sigo buscándolo y llamo a la solidaridad de la gente que pueda tener algún dato que sirva para que él conozca su identidad y yo pueda contarle quien soy. Es muy triste todo lo que pasó, pero hoy me siento más fuerte que nunca, con la fuerza que da la familia para seguir adelante en ésto.

Nosotros

Padres, hermanos, hijos en la búsqueda de su identidad conforman el grupo “Nosotros”, quienes se encargan de desenmarañar historias como la de Cristina, y perseguir datos hasta localizar los necesarios que pueda llevarlos  a encontrar la verdad. En la foto, algunos de los integrantes del grupo en el centro de la ciudad de Córdoba dando a conocer la historia de Cristina.

Cualquier información, comunicarse al teléfono 03547-15530475

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