Policiales

Dos Rottweilers lo dejaron en el hospital

“La verdad, dentro de todo, la terminé sacando barata”, dice resignado Juan Carlos Charras (31) desde su cama de la habitación 16 del Hospital Regional Arturo Illia.

Las heridas en su brazo derecho están suturadas, pero continúa la hinchazón y aún pueden verse las marcas de la dentadura de uno de los rottweiler que lo mordió. Su pierna izquierda es un muestrario de marcas de colmillos, moretones y edemas.

Charras se encuentra hospitalizado desde la noche del sábado, al cuidado de los médicos del hospital, luego de que fuera atacado por dos perros y defendiera con su físico la vida de su pequeña niña en un episodio ocurrido en un terreno de calle Intendente Peralta, en barrio Cámara.

“Yo tengo animales, caballos, y la dueña del terreno me prestaba el lugar para guardarlos. Cuando fui, ella venía caminando para abrirme el portón, porque había cambiado el candado y yo no tenía la llave. Ella venía con los perros y estos no sé por qué se pusieron malos y la dueña no pudo contenerlos”, comienza a relatar Charras sobre lo sucedido el sábado al atardecer.

“Los perros fueron enojándose más todavía. Se soltó el macho y por detrás también la perra; la dueña soltó el portón para venir a ayudarme, pero no los podía parar. El perro se me prendió y luego la perra. Uno del brazo y la otra de la pierna”.

En esta trama de relato, hay que decir que Juan Carlos Charras estaba con su pequeña niña de solo 4 años, que alcanzó a apartarla y a cubrirla con su cuerpo para evitar que fuera atacada: “Por suerte, lo de ella fueron solo raspones, nada grave. Un puntito en la cabeza y algunos arañazos, nada más, gracias a Dios. La dueña agarró a uno de los canes y además, nos ayudó la gente, vecinos de la calle que nos sacó a los animales de encima”, sigue contando.

Charras tiene heridas en un brazo, en una pierna, en el pecho y en la espalda, y además otras mordidas leves en otras partes del cuerpo. “Los médicos dicen que las heridas van evolucionando bastante bien y que pronto me van a dar el alta”, dice.

La pequeña, actualmente, se recupera en su casa de las heridas superficiales que sufrió. En la memoria de su padre, queda el recuerdo de “una chica que la ayudó, que la sacó de ahí y la salvó”. Fue una vecina, una persona que estaba por la calle y alertada por los gritos, no dudó en ayudar. El papá no conoce su nombre, pero agradece su gesto.

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