La Directora de Cultura, Adelina Coda, se había comprometido a asistir a la reunión que el Concejo Deliberante llevó a cabo el pasado miércoles 13 de marzo, con motivo de esclarecer las circunstancias que la llevaron a separar de sus cargos a profesores del Coro y del Ensamble Municipal de Cuerdas; sin embargo, no asistió y en su lugar hizo llegar una carta.
Los concejales de Unión Por Córdoba Claudio Farías y Diego Barrientos, el radical Germán Rodríguez y la socialista Julia Elías; Gabriela Torres Nadal y Ariel Vila, dos de los profesores afectados; casi todos los medios de comunicación de la ciudad, integrantes del Coro y del Ensamble de cuerdas, y algunas de sus madres estuvieron presentes en el recinto, todos menos Coda.
Los reclamos
El principal reclamo, tanto de los concejales de la primera y la segunda minoría como de los profesores, estudiantes y madres presentes fue por la deserción de Coda. Ausencia que tomaron como una falta de respeto.
En contraparte, la Directora de Cultura envió una carta-informe, leída en voz alta por el edil Diego Barrientos, en la cual reafirmaba su decisión tomada. Barrientos, de todos modos, se comprometió a transmitir los reclamos planteados, centrados en la insistencia porque revea su decisión de sacar de sus puestos a los artistas mencionados.
La voz ausente de Coda
A través de su carta, la funcionaria informó que no asistiría por “compromisos laborales previamente acordados”. Posteriormente mantuvo una conversación con Resumen de la Región donde manifestó entre otras cosas que no entiende de que comunicación oficial se sacó que se va a cerrar el Coro y el Ensamble de Cuerdas. ”Lo único que planteé fue que íbamos a redireccionar el presupuesto en función de tener más llegada a más personas en los barrios, con programas que trabajen canto, guitarra y percusión, y en los cuales estaban incluidos todos los profesores, incluso Ariel, a quien nunca se le dijo que su contrato había caído. Y en el caso de Gabriela, ella tiene otros ingresos municipales por las otras tareas que tiene”.
¿Hacia dónde vamos?
¿Por qué, en un lugar que se vanagloria de ser una ciudad histórico-cultural, no se puede pensar en una ampliación de las propuestas de las políticas culturales, en vez de contraponerlas? Esta fue una de las preguntas que rondaron durante estos días en Alta Gracia.
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