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Con la presencia de tres testigos, se desarrolló el segundo día del juicio

Solo tres personas comparecieron este miércoles en el juicio que se está desarrollando en la Cámara 11 del Crimen de Tribunales II de la ciudad de Córdoba por la muerte del sacerdote Luis Cortés.
Ingrid Arasemchuk (sobrina del cura párroco), Pablo Montoya (primo del imputado por el homicidio) y Walter Roldán (conocido de la víctima) fueron los testigos que prestaron declaración en un día que estuvo centrado en una visible estrategia de la Defensa sobre poner en tela de juicio la veracidad o legalidad de los testimonios que inculparon al único imputado del homicidio, Edgar “Pinguchi” Díaz.
El proceso judicial (que inició el martes) se extendió hasta las 11:30 hs, y la próxima cita es este viernes a las 9:30 hs donde se conocerán los alegatos. Se espera además que se presente a brindar testimonio el padre del imputado “El gringo” Díaz, quien habría sido pieza fundamental en la instrucción de la causa y que ya ha sido citado, pero aún no se presentó.
La sobrina
“Ya se lo que pasó, lo mataron al tío”, fue el testimonio brindado por Indrid Arasemchuk hace un año atrás y este martes reafirmó los dichos, pero aclaró que lo supuso porque escuchó la conversación de su esposo con su mamá (Teresita Cortés) donde ésta le informaba que había muerto.
En ese mismo testimonio apuntó (por suposiciones también, ya que fue la última persona que vio con su tío cuando aún vivía) a Gastón: “Es el único desconocido en el grupo de gente que frecuentaba mi tío”, dijo y aclaró que estuvo presente además el día que el sacerdote le prestaba dinero a un matrimonio amigo y este hombre habría visto de donde lo sacaba.
Dio detalles también de una caja fuerte que tenía el sacerdote y que conocía porque meses atrás Cortés le habría dicho a su sobrina: “Si en algún momento pasa algo es importante que la familia sepa donde están mis pertenencias. Fuimos hasta su habitación y nos mostró la caja fuerte”, aclaró la mujer y añadió a su testimonio que el cura párroco le habría manifestado también cierta aprehensión por Gastón. “Me dijo que no podía tener su rutina diaria, se sentía incómodo porque el hombre estaba presente todos los días”, dijo. A pesar de las declaraciones, y de que fue citado al juicio, Gastón nunca se presentó a declarar este miércoles. Un dato fundamental en torno al testimonio de Arasemchuk además es que negó firmemente que su tío le haya dicho alguna vez que tuviera miedo o que haya sido amenazado.
El primo
Dubitativo, con visible temor y midiendo cada palabra, prestó su declaración Pablo Montoya, primo de “Pinguchi” Díaz. En su testimonio afirmó que el imputado fue a venderle cosas robadas y que él le dijo que no “porque no tenía plata y no compraba esas cosas”.
Inmediatamente Díaz se habría cruzado al frente y terminó negociando con Barros, quien en ese momento aceptó la transacción. “Me dijo que tenía cosas para vender y que las había robado. Vi que había una copa, y otras cosas más y entonces imaginé que pertenecían a una iglesia. En la declaración de Montoya, la Defensa de “Pinguchi” puso especial interés en conocer detalles del allanamiento que la Policía había realizado en su casa, de que manera la fuerza policial habría obtenido las primeras frases incriminatorias contra Díaz y como lo trasladaron a declarar.
El conocido
Walter Roldán fue una de las personas señaladas por testigos como asiduo concurrente a la casa del sacerdote. Su declaración giró en torno al trabajo social del cura párroco, la bondad de su persona, y también aclaró que Cortés era muy estricto con las medidas de seguridad.
Al consultarle sobre Gastón (otro de los mencionados durante todo el proceso), manifestó que lo vio una vez antes de una misa y que éste le habría manifestado que había convivido un tiempo, o estado en la casa del sacerdote. “Viví en la casa del Padre, me dijo y no me atreví a preguntarle más”, señaló y aclaró que la falta de preguntas fue porque estaban ingresando a una misa.

Once jueces para el caso

El jurado popular está integrado por seis mujeres y cinco hombres. Todos escuchan atentamente cada declaración y muestran en su rostro la preocupación de formar parte de un proceso donde se pone en juego la resolución de un homicidio atroz.
Cada uno tiene un voto y este jueves se encargarán de leer todos los testimonios y debatir el tema para tener una decisión casi formada el viernes cuando esté concluyendo el proceso.
Es importante señalar que el sistema de juicios con jurado popular está instaurado en tres provincias: Córdoba, Neuquén y Buenos Aires. En Córdoba, desde 2005, se han realizado unos 300 procesos con jurados populares. En un 78% de los casos, los fallos fueron condenatorios.

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