Se cumplió lo que desde la Organización del 33° Encuentro de Colectividades había propuesto desde un principio: una fiesta económica, austera (por así decirlo) e inclusiva.
Con entradas que iban desde los $390 a los $490, más barato para los vecinos de Alta Gracia, se pudo acceder al predio de las carpas gastronómicas y, con un poco de suerte, ver el show de Abel Pintos a escasos metros. El acierto de la instalación de los domos diferenciando los continentes y la apertura de un patio de comidas, donde mayor cantidad de gente podía degustar los platos típicos sentado.
Las propuestas de comida no diferían demasiado del Festival Mionca: de $200 a $450, dependiendo si era dulce o salado, para comer “al paso”, o más elaborado, para disfrutar solo o para compartir. Para todos los gustos. Obviamente, como cada edición, no todo es perfecto y algunas carpas presentaban largas colas para poder acceder: Argentina, un claro ejemplo que ya es una tradición las eternas filas.
Por $200 se puede comer, por ejemplo, un burrito o quesadillas en México; por $250 una super hamburguesa en Alemania; o por menos de $200 un super pancho. Para algo más sofisticado, se puede comer una fondue de queso en Francia por $500 para dos personas, o un cordero o lechón a la llama a $450.
Las bebidas no estaban muy lejos, mientras que algunos puestos ofrecían cerveza a $100, algunos hacían promociones de uno por $150 o dos por $250.
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