El barrio Pellegrini de noche es tranquilo. Mientras se va caminando por la calle Emilio Zola, a unas cuadras del Museo del Che, uno jamás pensaría que en ese silencioso barrio, se levanta una pequeña ventana al mundo. Al mundo artístico del cine. Es que en la calle Emilio Zola 442, los sábados y domingos, funciona el único Cineclub que tiene Alta Gracia. “Nuestro objetivo es entender el cine como un verdadero arte. Que uno pueda conmoverse con una película y después poder compartirlo con los otros”, explica Nicolás Di Giacomo uno de los dos impulsores junto con Mechi Enguerre. El Cineclub Casero parte de una forma distinta de entender el cine. Lejos de las millonarias producciones y de escenas vertiginosas, las propuestas suelen ser distintas.. “La motivación fue la de crear un espacio para ver cine de autor o películas que no llegan a las grandes salas. En Alta Gracia no hay nada de eso, hay que irse a Córdoba”.
El Cineclub Casero nació en 2012 en la casa de unos amigos, después se mudaron a la Biblioteca Sarmiento, unos meses más tarde pasan a un centro cultural que estaba en el centro y, finalmente, en 2015, llegan al barrio Pellegrini. “Sentíamos que necesitábamos un espacio nuestro de promoción del cine”, explica Nicolás quien reconoce que desgastaba mucho no tener ese lugar propio. Al punto que llegó a peligrar el Cineclub.
Hoy, después de una inversión, el club Casero cuenta con 27 butacas de colectivo, un proyector y sonido de calidad. “Al principio dijimos ‘bueno, le ponemos asientos’, después, ‘y bueno, le hacemos gradas, alfombra, etc’. Así se fue armando y hoy tenemos un lindo espacio donde se puede ver con comodidad cine de primera calidad”.
Como es de esperar, los ciclos de cine no tienen nada que ver con Hollywood. Se han armado ciclos por temáticas: “familia” “Road movie”, por nombrar algunas. También se proyectaron por autor o país. Hubo ciclo de cine Aleman, de Islandia, etc. “Lo que termina definiendo la elección de una película es que nos llegue, que no sea de fácil acceso y que genere reflexión”, explica Nicolás. El viernes pasado, un director de cine Cordobés presentó su estreno: “También tenemos el espacio para que vengan directores, se acerquen y cuenten cómo fue la realización”. Por todo esto, el surgimiento del Cineclub Casero, no sólo habla de la inquietud de las 40 personas que buscan un cine diferente todas las semanas. Sino también de Alta Gracia porque una ciudad no sólo crece en densidad o infraestructura, sino que también lo hace con la cultura que se va gestando por lo bajo. Y por amor al arte.