Sebastián de 37 años y Candela de 31 son los propietarios de Casa Casera; la cual fue pensada como un refugio para hacer base entre los viajes que esta joven pareja conocida en las redes como «ratatrip», realiza esporádicamente.
La misma está ubicada en barrio La Gruta, cerca del Parque García Lorca y con miras hacia el arroyo Los Paredones y su estructura fue construida por ellos mismos y con materiales totalmente reciclados.
“En un principio la íbamos a bautizar Casa Negra por el color que le dió haberla pintado con aceite usado de auto, pero en una visita, una amiga la llamó Casa Casera y nos encantó ya que el nombre describe perfectamente su historia: una casa hecha por nosotros 100%, hecha en casa, casera”, contó Candela en diálogo con RESUMEN.
Consultada sobre la perspectiva de construcción, la joven mamá de Río, remarcó: “en los viajes conocimos a mucha gente que se había hecho su casa y vimos cómo era distinta su relación con la vivienda. Así que decidimos hacerla 100% nosotros mismos. De entrada queríamos que la casa sea un proyecto con poco impacto ambiental y alineado a la filosofía de las tres R (reducir, reusar, reciclar), Leave no Trace y upcycling. La idea era hacerla de barro, pero nos tocó un febrero muy lluvioso (el de 2015) y tuvimos que cambiar de proyecto y ahí fue que se nos ocurrió hacerla de pallets “.
El 90% del material fue reciclado. Los chicos utilizaron pallets industriales de 2,20m por 3,10m que fueron desarmados y luego montados como el sistema de construcción americano Wood Framing. «Reutilizamos hasta los clavos», dijeron. Las aberturas y artefactos de baño y cocina fueron rescatadas de demoliciones y compra ventas y lo único que compraron nuevo fue la aislación, el durloc y las chapas del techo.
Como a todos, la pandemia afectó sus planes de viaje pero eso no les impidió seguir trabajando en su proyecto habitacional. “Somos bastante caseros cuando estamos acá. Tenemos miles de cosas que hacer, mantener, arreglar y seguir construyendo en casa y en particular la huerta y el jardín”.
Cande y Tatán concluyeron afirmando que la flexibilidad y adaptación a los cambios es definitivamente una habilidad adquirida en los viajes.
“Le sumamos el tomarnos las cosas con humor cuando todo está saliendo mal. Con los viajes hemos aprendido que los peores días se transforman en las mejores anécdotas después. Así que cuando nos está saliendo todo mal, ya empezamos a reírnos porque esta historia va a estar buena”, concluyeron.
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