Hace unos días atrás, despertó reacciones dispares la próxima instalación de los carteles que indican la prohibición de bañarse y pescar en el Tajamar. Consultado al respecto por RESUMEN, el Secretario General y de Ambiente, Roberto Urreta aclara: “buscamos hacer cumplir una ordenanza que rige desde 1926 y que, por cuestiones culturales más que todo, no se respetó casi nunca. En todo caso lo que nos preocupa no es el mojarreo, sino la pesca indiscriminada de carpas, con elementos que dañen a las tortugas u otras especies, incluyendo los patos. La ciudad creció mucho y así sus pobladores. Hace casi 100 años atrás la proporción entre visitantes y fauna del Tajamar era muy distinta, además que no había tanto problemas de desechos de plásticos y basura”.
Urreta aclara que la situación del agua y de entorno del Tajamar no es preocupante, tal como ya lo había determinado un estudio del año pasado de la UTN, “pero sí requiere del cuidado de todos y de un relevamiento de especies, tanto de fauna así como de flora y de un plan integral de posterior mantenimiento”.
De hecho, se evalúa reponer distintos tipos de peces, tal como había pasado hace más de diez años atrás con la introducción de carpas triploides; hoy, por más que los pequeños pescadores que entrevistamos aseguren que todavía se encuentran, la realidad es que la población ha disminuido notablemente; pocas carpas, mojarras, viejas del agua, anguillas y algunas especie más.
Ni hablar de las tortugas, que parecen haber desaparecido del todo.
Identidad cultural
El Tajamar es la gran plaza de nuestra ciudad; allí conviven los turistas con los vecinos, las familias con los jóvenes. Un lugar de paso, de esparcimiento, de reunión y de sociabilización.
Entre las postales más comunes, chicos y adultos pescando, en las orillas y desde los paredones. En ese marco la reacción a la prohibición de pescar no se hizo esperar, más allá que no hay una nueva reglamentación, sino que simplemente se reiteró la norma.
Desde la Secretaría de Ambiente aclaran:” la idea es estudiar la fauna existente, tratar de reponer tanto peces así como aves y luego monitorear el crecimiento de la población. No es de excluir que se proponga reglamentar esa vieja ordenanza para permitir el “mojarreo” sin dañar el ecosistema para así mantener la identidad cultural del lugar pero a la vez concientizar a cerca de la necesitad colectiva de protegerlo, entre todos.”
Por otro lado, son cada vez más frecuentes los reclamos acerca de la necesitad de mejoras en el lugar, de mayores controles y de vecinos preocupados por el bienestar de los animales que allí viven.
El estudio previo y la flora
A mediados del año pasado se conocieron los resultados de un estudio que el Gobierno de la ciudad de Alta Gracia le encargara a la Universidad Tecnológica Nacional, Regional Córdoba, sobre el estado de las aguas del Tajamar. De allí, se desprenden acciones a llevar adelante a modo de plan de manejo ambiental para el “sistema Tajamar”; se recomiendan, por ejemplo, controles periódicos y permanentes de las aguas que ingresan al embalse. Asimismo, se recomendó llevar adelante planes sistemáticos en el control del crecimiento de las algas (a las que considera en buena medida necesarias para mantener la oxigenación del espejo de agua), la limpieza y remoción permanente de materiales orgánicos y de residuos plásticos.
Patrimonio
El Tajamar, construido en 1659, es el dique artificial más antiguo del territorio provincial. Este embalse tiene una superficie de una hectárea y media y de 80 metros de largo: junto con los dos muros paralelos de calicanto, forma parte del conjunto jesuítico Patrimonio de la Humanidad. Desde 1973 el uso del predio está bajo la responsabilidad dela Municipalidad; sin embargo toda modificación debe tener la autorización previa de Patrimonio de la Nación.
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