El «Pirata» vive un torneo de ensueño y está a un pasito de lograr el tan esperado ascenso y gritar el histórico campeón. Falta poco, muy poco, y por eso la fiesta que hubo y continuará en Alberdi es más que fantástica. Ah, y como si fuera poco, Belgrano se despachó con una goleada.
Extraordinario el recibimiento: luces, cántico ensordecedor, banderas… aliento y un mensaje.
Espectacular el inicio del juego por parte de Belgrano: arrollador ofensivamente, con juego vertical, toques profundos y eficacia en el área rival… y exponiendo claramente que el mensaje había sido recibido.
El Celeste superó, por la fecha 34 de la Primera Nacional, por 3-0 a Defensores de Belgrano y sigue a ocho puntos del escolta Instituto.
¿Que el elenco que conduce Guillermo Farré no juega bien? Miren los dos goles que marcó a los 4 y a los 9 minutos. Ambos se produjeron ante una situación reiterada de toques, apertura hacia la derecha, centro preciso de Gabriel Compagnucci y definición de un delantero. Un gol más bonito que el otro.
El primero fue una triangulación que le dio forma Zapelli, la ejecutó Compagnucci y la terminó Comba empujándolo. El segundo fue con más pases reiterados y precisos, que le dio ejecución final Compagnucci y Vegetti, de cabeza, le dio el moño.
Además, Pablo Vegetti es un animal del área. A los 25′ clavó un golazo, ganando en zona de centrodelantero con clase y guapeza, tras un centro (otra vez desde la derecha) de Zapelli. Golazo, 3-0.
Belgrano es el puntero indiscutido de la Primera Nacional, sus números lo avalan a lo largo de la temporada. Y porque tiene un arquerazo: Nahuel Losada, a los 6 y 34 minutos atajó dos mano a mano. Cuando las papas quemaban en todo el torneo apareció Losada. Desde abajo hacia arriba, en todas sus líneas, un plantel de jerarquía.
Nuevamente el Celeste expuso varios puntos altos ante un equipo inexpresivo como el visitante. Rojas, Longo, Rébola, Zapelli, Compagnucci, Vegetti, Losada, Bordagaray… un equipo, con todas las letras y con individualidades bien gestionadas por el entrenador.
El complemento fue un trámite. Y los de Farré lo resolvieron sin problemas, ni fisuras, ni sobresaltos. En las tribunas se vivió un carnaval, mientras en el terreno de juego se coronaba el resultado.
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