En los últimos días se desató la polémica gracias al intendente de Chilecito: Rodrigo Brizuela y Doria decidió invertir en una ambulancia para el Municipio en lugar de contratar a una mega estrella que, al fin y al cabo, deleitaría al pueblo unos pocos minutos.
Estamos en época de festivales y por el territorio cordobés desfilan artistas de todo tipo, ritmo, edades y trayectorias. ¿Cuánto desembolsa un Municipio al costear dos, cuatro, seis artistas de renombre; siendo que una estrella como, por ejemplo, Abel Pintos, cobra miles de dólares por cada presentación en su paso por los festivales? Caché que, acorde al portal Original Music, se acerca al de Ed Sheeran. Sin mencionar las condiciones que imponen, cual Rolling Stones, descolocando y obligando a cambiar la estructura de la organización de las fiestas populares a disposición del artista. Pongamos un ejemplo actual: en los últimos días el trapero cordobés Paulo Londra fue víctima de críticas y memes en las redes sociales (incluso hazmerreír de programas porteños donde lo ridiculizaban diciéndole “bajate del pony”), debido a las exigencias para presentarse en el Festival de Doma y Folclore de Jesús María. El joven músico puso límites a la prensa y la difusión de su presentación casi rozando la inverosimilitud: no se podrá televisar su performance, las fotos sólo desde abajo del escenario (y los primeros temas) y tampoco se podrá filmar. ¿No será un poco mucho? ¿Acaso los artistas olvidan, una vez que les llegó la fama, que alguna vez necesitaron de la prensa y del cariño del público para estar donde están?
Abel Pintos es una mega estrella, de eso no hay dudas. Donde Abel Pintos toca, es un éxito asegurado. Es por ello que el Municipio de Alta Gracia decidió apostar a lo seguro, teniendo en cuenta la disminución de días de Colectividades, para traerlo como “número fuerte”, acortando considerablemente la grilla de artistas. Ahora, ¿hasta qué punto un Municipio está dispuesto a pagar millones a un artista que, en el caso de Alta Gracia, el pueblo vio crecer desde pequeño? ¿Realmente vale la pena pagar miles de dólares por unos minutos de presentación? Convengamos que, en el caso de Colectividades, la venta anticipada de las entradas para la noche inaugural está siendo un éxito. Detalle no menor, hace unos meses se realizó una cumbre de Intendentes y productores de ciudades festivaleras en Alta Gracia, donde uno de los puntos tratados fue la solidaridad entre municipios para achicar gastos.
¿El pueblo estará de acuerdo en que todo su esfuerzo sea destinado a unos pocos minutos de música?
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