Sin dudas, la situación en el peronismo local representa una ocasión para la oposición, sobre todo radical.
Está más que claro que, con todo lo del “Pasogate”, la UCR tomó una participación más que activa en la fractura que parece definitiva entre saieguismo y torrismo.
En parte eso no cayó bien a algunos de los aliados que salieron a asegurar no haber sido puesto al tanto de la estrategia y menos de la voluntad de parte de las cabezas boinas blancas de que hubiese elecciones primaras: bien guardado lo tenían.
Antes del verano, cuando aún se hablaba de “dos Cambiemos”, los aliados buscaban, aunque sea por foto, salir a desmentir esa dualidad y hablaban de dos “grupos” que un día finalmente arreglarían.
Uno de los momentos más álgido de esa división entre los afines y fieles a Leandro Morer y los del sector de Brunengo, Vagni y Allende, fue en diciembre cuando el propio Morer convocó a una cena de fin de año que fue una presentación de su candidatura, más o menos encubierta en un salón de nuestra ciudad.
Allí, tomaron la palabra referentes de la Juventud, Martín Ávila del PRO y Agustín Saieg del Frente Cívico. En el mismo horario, pero en Malagueño, andaban los radicales Omar Allende, Germán Rodríguez e Ignacio Sala del PRO para la presentación de un frente Cambiemos de la localidad cercana que finalmente nunca existió.
La interna y las postulaciones de Ramón Mestre y Mario Negri barajaron todas las cartas, mezclando dos mazos de distintos colores (o casi) en combinaciones que no dejaron de despertar sospechas y acusaciones cruzadas hasta la noche del 12 de mayo. Cuando se confirmó el tridente Negri, Baldassi y Juez, los referentes locales de cada sector, agregando los de la Coalición Cívica, tuvieron que compartir reuniones y armados de campaña para Roberto Brunengo y Belén Alemanno. Y no faltaron los momentos de tensión hasta bizarra.
Del otro lado quedó Leandro Morer con Marisa Carrillo apoyando a Ramón Mestre y a la idea de una UCR pura y dura. Justo Morer que en toda su campaña siempre se mostró acompañado por Agustín Saieg y Martín Núñez del Frente Cívico, Martín Avila del PRO del Baldassi y Mariano Vera del ARI. Y, si eso no fuera ya mucho, con Omar Allende, como presidente de la UCR.
Tal vez ese ejercicio haya servido y ya, inclusive antes de la finalización de las elecciones provinciales, se hablaba de la búsqueda de un acuerdo para ir compactos a disputarles al peronismo.
Las PASO, en ese sentido, ofrecen una ocasión más. Porque está abierta la posibilidad de un desacuerdo “controlado” y un posible alineamiento posterior con la lista ganadora, o pone de manifiesto, papel y lápiz en la mano, que una vez que se cae en ese juego, el equipo ganador tendrá toda la representatividad electiva. Y es allí, que reunión tras reunión, los operadores buscan esa famosa lista de consenso que tendría a Leandro Morer de Intendente y Amalia Vagni de vice. O también al revés, aunque sería noticia sensacional que el Concejal aceptara correr sus pretensiones.
El tema allí es acomodar a los socios de nuevo y, sobre todo a las líneas internas ya que, y queda muy claro, la fórmula y el armazón de “Alta Gracia Crece” es bien radical. Eso podría convencer al núcleo (indispensable) de Mario Bonfigli que también sigue caminando los barrios con sus propios referentes y que vio frustrada la posibilidad de que Marcelo Jean fuera candidato a Legislador por una “torpeza” de Morer.
Berrinche más, berrinche menos, y previendo las pulseadas del PRO para obtener más protagonismo o las claras ambiciones de correligionarios para asegurarse lugares seguros con visión derrotista, este fin de semana podría concretarse un acuerdo histórico. Y tal vez eso sirva para sacudir un poco a ese peronismo estancado en una interna en la que los gatos, hasta ahora, no parecen reproducirse en ninguna bolsa.