
Con camisetas y pancartas, año a año se hacía presente La Cámpora en cada acto o manifestación popular de la ciudad. Todo funcionaba de esa manera hasta que diferencias personales o personalismos hicieran que algunos de sus integrantes abandonaran el circuito (pero no sus convicciones, claro). A partir de ese momento un pequeño grupo continuó con las reuniones pero otro hecho -que desacomodó la estantería de más de uno- terminó de disgregar los militantes y acentuar aún más las diferencias.
Desde hace varios meses unos cuantos camporistas están trabajando en el ámbito municipal luego de algunas negociaciones con funcionarios de la mesa chica del intendente. Este acercamiento terminó con contrataciones mediante locación de servicios que imponían dejar la camiseta y la pancarta en el placard.
“Creo que somos todos peronistas. El peronismo se tiene que unir, somos un partido amplio. Un grupo militante se acercó para trabajar con nosotros. Les abrimos las puertas pero bajo el lineamiento de UPC”, manifestó el flamante secretario de Gobierno, Marcos Torres, quien fue -si se quiere- el autor de este “acercamiento” que terminó de dividir el grupo de militantes de la Cámpora. Los que quedan, reprochan por lo bajo esta infidelidad e intentan rearmarse, con las dificultades que ésto significa ya que los militantes más aguerridos (entre ellos el referente de La Cámpora local, Martín Hails) son los que ahora posan para la foto de UPC
Las verdaderas razones
Nunca fue un secreto que la entrada de Martín Hails al Gobierno (Secretaría de Innovación Tecnológica) se debía más una amistad personal y relación de confianza con el intendente Facundo Torres que con una supuesta compatibilidad de ideología política. Por el lado de los colaboradores k, la llegada que tuvieron al gabinete se debió más a una cuestión de necesidad de acercamiento por parte de UPC con la gente que la posibilidad de incorporar un “crisol de ideas”. Este factor facilitó la entrada del pequeño grupo de militantes de La Cámpora al entorno municipal, incorporando de esta manera un importante capital humano, de compromiso con los barrios y de trabajo territorial que desde hace tiempo se venía reclamando al gobierno local. “Son los primeros a la hora de recorrer, de conocer necesidades y buscar una solución”, se le escuchó decir a uno de los funcionarios que reivindica la entrada K al municipio.
La foto del 24 de marzo
La marcha del viernes 24 de marzo (Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia) fue el punto que brindó el mejor mapeo sobre el accionar y la distrubución simbólica de los distintos grupos y partidos vinculados al peronismo. En 2016 La Cámpora, guiada por Hails que ya se desempañaba de alguna forma en el gobierno de Torres, marchó junto con UPC, pero con remeras y banderas propias. No así en 2017, donde La Cámpora marchó con UPC pero sin identifaciones, ni banderas.
Los barrios y el vecino digital
En el trascurso del 2016 la presencia de los militantes ultrakirchneistas en el municipio se concentró en el territorio barrial a través de dos ejes principales: por un lado en el trabajo con los clubes y la Liga Infantil; y por otro con la creación de la Secretaría de Innovación Tecnológica vinculada a Atención al Vecino que tiene a Hails como capitán, pero aún sin nombramiento oficial. El que tal vez sea el más fervoroso de los militantes, Daniel Suárez, se había postulado como secretario personal del Marcos Torres, pero finalmente la elección del Secretario de Gobierno cayó sobre Norberto Vanz.
En definitiva, los camporistas están entre las filas del torrismo, pero sin acceder a cargos oficiales y habiendo dejado guardadas sus remeras. Mérito personal éste de Marcos Torres que fue lentamente disgregando un espacio (el K) y fortaleciendo otro (UPC) al contar con capital humano de sensibilidad social que sin dudas aporta un nuevo desafío en la gestión; y además, era muy necesario.
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