
Los amantes de las motos lo conocen “está siempre en el Crucero”, dicen, como si en cada momento del día estuviera listo para emprendeer un nuevo viaje. El último de ellos, fue nada más ni nada menos que a Santa Marta, es decir que hizo 19 mil kilómetros “en soledad”, como él mismo afirma, hacia uno de los tantos destinos que recorre desde hace años. Miguel Pretini, vive en nuestra ciudad, tiene 74 años y es amante de las motocicletas, pasión que recién pudo explotar en su totalidad cuando se jubiló.
Miles de kilómetros
“¡El último viaje lo hice con una XTZ 250!. Llegué con 180.000 km. Ahora la vendí y compré una Tenere 250. En el viaje hice 19.000 km en solitario, viajé 67 días sin GPS, ni mapas”, cuenta el motoquero; y agrega: “ La pasión de viajar la tuve siempre recién después de jubilarme puedo disfrutar de mi pasión. Vivía en Italia, ahora en Argentina y libre, en barrio San Martín, no quiero perder mucho tiempo, la moto me da vida”, cuenta.
Pretini vive en calle Arzobispo Castellanos al 1100 de nuestra ciudad. Asegura, que a pesar de haber recorrido distintos países y caminos nunca le pasó nada; exceto uina vez en Ecuador: “en la ciudad de Machala, una camioneta grande me chocó pero se ve que soy de goma y a pesar que fue fuerte no me pasó nada, ni a mi ni la moto”, asegura.
El viajero incansable ha recorrido la Argentina desde Usuhaia a la Quiaca, de norte a sur y de este a oeste. A la Patagonia fue tres veces, a Chile lo visitó hasta el fin de la carretera y así varias zonas de América. “Viajé por muchísimos kilómetros de ripio y desierto, lugares desolados. Coseché muchos amigos, tal es así que tengo cerca de 900 en mi facebook a raíz de mis viajes”, agrega Pretini, quien habla de su moto con la pasión que significa compartir con alguien distintas experiencias de vida.
“Mis hijos están orgullosos”
El jubilado es argentino, pero vivivió en Milan más de 20 años. Se jubiló hace 9, y allí fue cuando comenzó con esta experiencia que piensa seguir varios años más. “Mis hijos viven en Europa y están orgullosos de lo que hago soy su ídolo”, sostiene. La mejor época para viajar es otoño, y según el lugar, también invierno. En el verano sólo la Patagonia”, asegura.
Su última travesía comenzó el 23 de agosto y terminó el 30 de octubre, y su próximo viaje está agendado para marzo o abril nada más, ni nada menos que a Mato Grosso. “Sólo la muerte me impediría viajar, y el que no se anima, no sabe lo que se pierde; no hay mayor sensación de libertad que ser parte del paisaje y del viento”, finaliza quien adoptó los viajes como parte fundamental de su vida.
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