Allá por 1948, Alta Gracia era diferente: llegaba el ferrocarril, las calles eran todas de tierra, relinchaban los caballos por ahí y el lechero pasaba casa por casa. Pero en aquel entonces, en el mes de octubre en la calle México, se iba a inaugurar la ferretería que iba a ser referencia para cientos de direcciones: Rossi abría sus puertas. “Pasando la Rossi dos cuadras”, decían algunos; “antes de llegar a la Rossi…”, comenzaban a decir otros. “Yo tenía dos años cuando empezaron los pioneros a armar la ferretería. El que comenzó a hacer esa empresa fue Juan Domingo Rossi. Esos son los cimientos de nuestra empresa que, a partir de 2006 es Ferretería Laporta”, cuenta Jorge Omar “coco” Laporta quien en 1971 se hizo cargo de la administración.
Los comienzos
La empresa se fundó bajo la razón social “Juan Domingo Rossi” y se encontraba en Av. México 139, bajo la conducción de Rossi y Juan Pascual Laporta. “En aquel entonces, los primeros repartos se hacían a carro y caballo. Después llegaron los camiones antiguos. Yo he manejada esos camiones”, cuenta “coco” entre risas.
La nueva sede
Ya en el año 1969, la Ferretería Rossi se traslada de la calle México, a la actual sede ubicada en la av. Libertador. Desde ahí trabajarán duramente hasta el día de la fecha que continúan.
La partida de Juan Pascual
Algunos años más tarde, en 1971, fallece Juan Pascual y “Coco” queda al frente de las acciones que le correspondían a la familia. Hasta entonces, la empresa aún estaba siendo compartida. Ese mismo año, un 24 de diciembre, nacía Marco y ya se iba conformando la tercera generación de Laporta junto con Mariana, que ya tenía algunos años más.
70 años de Argentina
Para cualquier persona en el mundo, 70 años de Argentina es un número considerable. Dictaduras, democracia, mundiales, crisis económicas, sociales… Un poco de todo y Jorge Omar las pasó a todas: “Un día nos levantamos y las cosas salían el doble”, recuerda, aún con sorpresa, el Rodrigazo. “También en los ‘70, un día llegaron los militares y nos dijeron que le demos los camiones. Y bueno… le tuvimos que dar dos camiones fantásticos, nuevos. Otro día, se bajó un militar con un montón de personas y me vaciaron la estantería de aceite. Nos dejaron casi sin vehículos por mucho tiempo. Ahora, después, los devolvieron impecables”, recuerda. Si bien falta describir las crisis de los ‘80 y ‘90, que también las trajeron, Laporta hoy lo ve con otros ojos: “La verdad que hoy estoy tranquilo con lo que está sucediendo. Ya lo vivimos esto y, lamentablemente, lo vamos a volver a vivir porque así somos”, expresa con calma y la sabiduría que solo da la experiencia.
Llega la 3º generación
Alrededor del ‘90, cuando la empresa ya era en un 100% de la familia Laporta, el recambio ya comenzaba a trabajar en la ferretería: “Aprendimos bien de abajo como corresponde. En 2001 ya teníamos el manejo del negocio porque mi viejo se ocupó se enseñarnos bien a los dos. Mi papa y mi mama sabían que nosotros estábamos capacitados para llevar adelante la empresa. Lo importante es saber asimilar lo que te enseñan y, a su vez, saber transmitirlo. Por suerte lo ha logrado con creces porque si bien nosotros pusimos nuestra impronta, está también la de ellos”, cuenta Marco quien desde 2006 está a cargo, junto a Mariana, de la ferretería.
Compromiso social
Más allá que muchas de las casas hoy edificadas en Alta Gracia puede que tengan un tarugo, una parrilla, una perforadora o un destornillador de Laporta, lo que también distingue a la familia es el rol social que cumplen. “Venimos de una familia donde nos enseñaron a valorar lo que hay y a acrecentarlo si se puede. Por eso ya desde los 17 años participé en cosas de la ciudad”, cuenta “coco” quien estuvo en campañas para ayudar en el terremoto de Chile, de San Juan, colaboró con Bomberos Voluntarios, el hospital Illia y la lista sigue. Hoy, toca la guitarra, canta, escribe poesía y está con amigos. Pero también este legado continúa: Marco Laporta, forma parte de la asociación Abriendo “Caminos” que se dedican a realizar proyectos solidarios en la ciudad.