En el año 2000 hubo un accidente en la Zona de Falda del Cañete donde un auto y una camioneta colisionaron. En el siniestro, uno de los ocupantes del vehículo menor, un niño de apenas de un año de edad, fue salvado por Miguel Pelaez, bombero voluntario de Alta Gracia, quien con el resto de la dotación asistieron al lugar. El pequeño Nicolás, hoy ya un joven de 21 años, es quien se conoce como “el chico del milagro” del Cura Brochero, pues su papá, aún consciente luego del choque, inmediatamente encomendó la vida de su hijo a Brochero. Tiempo después, su historia motivó una investigación de la Iglesia Católica que derivó en la acreditación del milagro.
Con motivo de recordar este gran acontecimiento religioso y espiritual, Todo Pasa se comunicó con Miguel Pelaez, para hablar sobre este hecho que marcó la vida de más de uno. “Cuando llegamos el bebé estaba en paro. Tenía 11 meses. El pequeño tenía un sangrado puntual en la cabeza y se le hizo reanimación”. Poco después llegó el servicio de salud de Emergencia AG, que se hizo cargo de los heridos. Posteriormente, se realizó el traslado a Córdoba al Hospital de Niños.
Sobre ese día, Pelaez relató: “En el momento del accidente, el papá estaba bien, afuera del auto, mientras la mamá estaba con una fractura, y su abuelo había fallecido. Sé que ellos le encomendaron al Cura Brochero la salud de su hijo. Nosotros trasladamos a los demás pacientes al Hospital de Urgencias y pasamos por el Hospital de Niños para saber del bebé, y nos dijeron que estaba muy grave y que probablemente no iba a salir. Varios meses después nos enteramos que Nicolás había sobrevivido pero que iba a tener una pérdida de visión”. El pequeño sufrió pérdida de masa encefálica y su cerebro aprendió a trabajar con la mitad de su capacidad. “Con el tiempo empezamos a tener relación con la familia de Nicolás y debo decir que con lo que vivieron, la fortaleza de la familia ha sido enorme», expresó Miguel.
El ex bombero contó que le tocó vivir la celebración que se organizó en Traslasierra por el milagro de Brochero y cómo vivió esa experiencia. “Había miles de personas, se sentía la euforia y la alegría inmensa que tenían. Ver todo eso con tanta gente, fue algo increíble. Tuve la suerte de poder estar en Roma cuando se certificó a Brochero, pero fue mucho más emotivo el evento que se hizo en Traslasierra», finalizó Miguel.