Ana María Torres era una de las peluqueras con más trayectoria de Alta Gracia. Comenzó a sus 11 años tiñendo plumas de gallina que eran enviadas a Buenos Aires. En nuestra ciudad, se formó con el histórico peluquero Lilo y su amor por la profesión creció cada vez más. Con el paso de los años logró abrir su propia peluquería en Liniers 252, la que aún sigue vigente pero en otra dirección.
Durante sus años de trabajo tuvo a sus cinco hijos: Fernando, Alejandra, Carlos, Ana y Karina Román. Todos ellos le dieron 13 nietos y 4 bisnietas.
Ana María, más conocida como Ana o Anita por todos, atendía a más de 60 personas por día en su peluquería. Con el paso del tiempo, más precisamente en el año 2003, se instalaron en el actual local, en la calle Liniers, casi esquina Belgrano. Allí, ya llegó con su hijo Carlos, quien empezó a ejercer la peluquería cuando lo despidieron de la fábrica en la que trabajaba, y se convirtió en el único de los 5 hijos que siguió el legado de su madre.
«Cuando llegamos acá empezamos a trabajar mucho más. Allá, un día bueno eran 10 cortes, acá un día malo son 15 cortes» cuenta Carlos Román a RESUMEN. «La mami era un ícono de Alta Gracia» destaca con cariño el peluquero.
Ana Román siempre tuvo buena salud, pero hace poco tiempo «había empezado a perder la memoria. Tenía una demencia moderada. Se olvidaba lo del momento, pero no perdió su esencia» cuenta Carlitos, como muchos lo conocen. Ana no iba a la peluquería por la pandemia, pero Carlos a veces la llevaba porque el hecho de alejarse de lo que amaba hacer la había deprimido.
Ana falleció tras 63 años de carrera y 82 de vida. Casi de repente, sin que estuviera transitando ninguna enfermedad, la histórica peluquera de la ciudad, empezó con un malestar el viernes 15 y después de algunas horas en observación en una institución médica de Alta Gracia, su familia la llevó al Córdoba. Allí, le hicieron análisis y, según relata su hijo, alrededor de las 6 de la mañana del sábado estaba otra vez en su casa. Sin embargo, ese mismo día comenzó tuvo una descompostura y la internaron en la Clínica Santa María. «El domingo por la mañana nos avisaron que había presentado algunas complicaciones» cuenta Carlos.
Sus hijos se despidieron y Ana María falleció el lunes 18 a la 1:30 de la madrugada.
«La devolución de la gente es algo increíble, hay personas a las que atendió toda la vida» dice Carlos.
«Quiero finalizar diciendo que la peluquería fue el gran amor de su vida y ella se fue en paz».
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