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Marcelo Siderides: El cura “vip” asegura que hablará con la prensa “cuando tenga ganas”

El próximo domingo se llevará a cabo el 12º Aniversario de la declaración de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

A pesar de que sea esto un hecho destacable, la Iglesia de La Merced, que forma parte de ese Patrimonio, se encuentra cerrada desde hace ya un año y con los pisos removidos.

 

Obras paralizadas, cambio de directivas, voces encontradas, antorchas frente a la parroquia, denuncias y derechos a réplica fueron algunos de los hechos que caracterizaron a este año que culmina con muchas preguntas y escasas respuestas acerca de lo que realmente pasó en la Iglesia. Todas las dudas parecen apuntar a una sola persona: el cura Marcelo Siderides quien, supuestamente, en el afán de ponerle losa radiante al templo, terminó destruyendo parte del patrimonio al levantar pisos históricos y deshacerse de restos óseos que se encontraban allí sepultados.

 

Pero como el Clero no es juzgado con los mismos cánones que el resto de los mortales, Siderides camina tranquilamente por la ciudad sin que pese sobre él ningún cargo de conciencia. No sólo eso; se reúne a diario con altos funcionarios a quienes agasaja con suculentos asados en su nueva casa; y también lo hace con adineradas familias de la comunidad. Nunca se lo ha visto recorriendo barrios humildes ni trabajando con los más necesitados pues su misión en la Tierra parece ser otra muy distinta. El cura de 46 años- recibido de sociólogo- cuenta además con el respaldo del arzobispado de Córdoba. Al parecer no tiene nada de qué preocuparse; es amigo de ricos y tiene los suficientes contactos como para permanecer impune.

 

Es más, no parecen preocuparle ni las denuncias públicas por el delito arqueológico que se cometió en la Iglesia, ni las quejas de los padres de dos chicos sordos a quienes no les permitió el ingreso a “El Obraje” argumentando que podía ser peligroso, ni los dichos de quienes lo señalan por haberse hecho una lujosa casa con departamentos para alquilar, ni la denuncia de ex integrantes del coro parroquial y de una empleada por “violencia psicológica y soberbia”, ni los comentarios acerca de obras planificadas en el colegio El Obraje las cuales entraron al Concejo Deliberante para ser aprobadas cuando ya estaban terminadas. Con total impunidad realizó las fiestas patronales en las que contó además con $30 mil de la Municipalidad.

 

Pero la Iglesia sigue cerrada. El escándalo de los pisos y huesos removidos no tienen responsable. Nadie se hacer cargo. Como Poncio Pilatos muchos se lavaron las manos, entre ellos el cura quien con tanta soberbia se niega a reconocer su responsabilidad. La Iglesia sigue cerrada. Muchos creen que el culpable tiene nombre y apellido: se llama Marcelo Siderides.

 

 “No tengo ganas de hablar”

 

Alejado de los preceptos de Verdad, humildad y sencillez que predicó Jesús, Siderides se da el gusto de no dar explicaciones. Es que considera que no tiene que darlas y suele argumentar que la prensa ha tergiversado sus dichos. Sin embargo en los actos ha quedado manifestado su poco interés por ser un verdadero predicador de la Palabra de Dios y ha espantado a gran parte de los fieles que acudían a Misa. “No tengo ganas de hablar, quizás el año que viene, no sé… uno habla cuando tiene ganas, ¿no?” respondió ante los insistentes llamados de RESUMEN.

Queríamos preguntarle cuándo se retoman los trabajos en la Iglesia, queríamos saber hasta cuándo hay que soportar las puertas cerradas del Templo y quizás- si nos dejara- preguntarle si está arrepentido de haber llegado a esto en nombre de un capricho. Porque a la distancia suena eso, aunque ante la falta de información ya circulan otras versiones alejadas de la idea de que todo fue para poner la calefacción.

 

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