Hoy martes 18 de octubre será la primera de las jornadas que el Ministerio de Educación de la Nación utilizará para las pruebas de la Evaluación Nacional Aprender, un nuevo sistema de medición de niveles de aprendizaje para las escuelas primarias y secundarias de todo el país.
Estas pruebas deberán darlas 1.380.000 alumnos, entre los de primaria y los de secundaria, aunque no en todos los casos la evaluación será realizada de la misma manera. «Habrá suspensión de clase y las pruebas Aprender serán de carácter obligatorio como sucede con estas evaluaciones en otros países de la región. El objetivo es visibilizar las pruebas, concientizar a la sociedad de la importancia de la prueba nacional, y darle a los alumnos el silencio que se requiere para dar la evaluación», explicó la secretaria de Evaluación Educativa de la Nación, Prof. Elena Duro.
La puesta en práctica del “Aprender” significa un cambio radical en la historia estadística educativa; se terminan las pruebas del Operativo Nacional de Evaluación, creadas en 1993 y el cambio implica cierta toma de riesgo a la hora de comparar con informaciones con períodos anteriores.
La implementación
«Vamos a evaluar todos los años, en todos los niveles, por provincia y por municipio». Así lo anunció el ministro de Educación. Este año, sin embargo, el operativo Aprender afectará a una muestra representativa de alumnos de tercer grado de primaria y tercer año de secundaria. Los estudiantes de estos niveles darán pruebas en lengua y matemática solamente. En cambio, la prueba será censal para los alumnos de sexto grado de primaria y quinto año de secundario, es decir, todos los estudiantes deberán dar la prueba y no tan sólo un grupo representativo. Además, las evaluaciones en estos casos abarcarán las cuatro áreas centrales de la educación escolar, ciencias naturales y ciencias sociales, además de matemática y lengua.
Opinan las docentes
Si bien poco se conocía hasta hace poco de este nuevo sistema de evaluación, todo parece indicar que ha sido tomado como conveniente dentro del sector docente, que se ha estado capacitando para llevarlo adelante esta semana (en Córdoba hoy se realiza en el nivel primario y el jueves entre los secundarios).
La forma de realizar la evaluación, y la personalización por escuela de los resultados, son puntos a favor a la hora de la aceptación por parte de los maestros y directores. Nancy Negro, directora de la Escuela Manuel Solares dice: “Me parece un operativo sumamente interesante de la manera que viene planteado. Es para hacer un corte evaluativo en relación al aprendizaje que tienen los chicos y para poder tomar decisiones a futuro en cuanto a las políticas educativas. Esperemos que lo que se propone se haga, porque así va a servirnos. Esto va a permitirnos trabajar a cada escuela con sus propios resultados y proponer al respecto”.
Es que otro de los puntos a favor que tendría este sistema de evaluación, va de la mano con la inmediatez de los resultados. A diferencia de años anteriores y de otros sistemas utilizados, en este caso los resultados no serán generales, sino que cada director o directora de escuela tendrá en mano a más tardar en febrero o marzo de 2017 los resultados sus propios alumnos, permitiéndole ello poder adecuar los contenidos generales al panorama propio de cada establecimiento.
Pisar sobre firme
Como toda medida nueva, hay quienes están a favor y quienes sienten cierto resquemor. Lo cierto es que más allá de trasfondos políticos y de negativas con o sin fundamentos, una evaluación aparece como muy necesaria a esta altura de las circunstancias. Máxime cuando las últimas pruebas se venían realizando cada dos y hasta tres años. Esto, en una sociedad dinámica y cambiante, parecen períodos demasiado prolongados para medir situaciones educativas.
Las pruebas se tomarán en más de 30.000 escuelas de todo el país, colaborarán 31.365 directivos como veedores y unos 71.606 docentes «aplicadores».
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