Editorial

26º Encuentro de Colectividades: Demora, pérdidas y silencio

Con un balance que se presentará (supuestamente) en 30 días, casi dos millones de pesos de pérdida y responsables ausentes, porque hablar de que la comisión es la única responsable sería como decir que Papá Noel es el que entrega los regalos cada Navidad, “nuestra fiesta” sigue esperando resurgir como el ave fénix de las cenizas.

Con la intención de poner blanco sobre negro llegamos a un hecho muy particular, si uno se toma el trabajo de recorrer las dependencias municipales tratando de encontrar personas, que veíamos noche a noche detrás de la organización, que den algún tipo de explicación, no las encontramos; y si tenemos la suerte de hacerlo, simplemente “recomiendan” hablar con el presidente de la comisión organizadora; comisión que se formó 1 mes y medio antes de que comenzara el festival.

Con una dudosa convocatoria, con números que no cierran, con una comisión que pareciera ser una autoridad fantasma ya que no es auténticamente “responsable” de las pérdidas, pero si plausibles de recibir con honores los éxitos; con una pésima transmisión televisiva y con una notable caída en el ranking de los festivales más convocantes de la provincia, Colectividades sigue siendo un enigma sin resolver.

Si bien el tema festivales mantiene ocupada la prensa año a año no sólo por las estrellas que suben al escenario, las revelaciones, las peñas, sino también por los idas y vueltas de las organizaciones y los balances, Colectividades se destaca ya que se convirtió este año en un conjunto de indecisiones, de malos contratos y de creciente incertidumbre.
Podríamos suponer que hablar de este tema es errarle al foco de los auténticos problemas sociales, podríamos pensar que es un tema que no le compete al común de la gente, sin embargo, déjenme que los desanime, si nos compete y mucho, ya que no sólo es una vidriera de nuestra sociedad, también afecta nuestro bolsillo.

Quizás les estoy diciendo algo que ya conocen pero es bueno recordar que los dos millones, hasta ahora declarado y que según se sabe es mucho más, no es un dinero que el municipio vaya a sacar de su bolsillo, es NUESTRO dinero. Nosotros vendríamos a ser los prestamistas de una pérdida que se anunciaba desde antes de comenzar.

Hace 10 días, en sesión del Concejo Deliberante se “presentó en sociedad” el nuevo proyecto del Ejecutivo donde se solicitaba un préstamo para “ayudar” a que los números de la última comisión del 26 Encuentro de Colectividades cierren; el pedido pasó a comisión sin demasiados reproches.

Con un dejo de inocencia y de credulidad quizás, algunos presentes intuíamos que al momento de tratar el proyecto presentado habría algún tipo de salvedad de parte del Ejecutivo que originara, responsabilizara y redireccionara la fiesta, sin embargo, y a pesar de que se originó un tedioso y extenso debate donde el peso político dejó sentado su impronta, los últimos $635 mil se aprobaron sin demasiados problemas.

Esto pone de manifiesto que aquellos que están en una posición privilegiada para defender los intereses del ciudadano común simplemente tienen cosas más importantes que pensar; y también da un sacudón a todos los altagracienses que más allá de que en los últimos tiempos han manifestado interesarse y participar activamente en algunos temas, siguen teniendo la apatía suficiente para no solicitar ser parte de una realidad que está frente a la nariz y que grita a viva voz que es incoherente en todos los sentidos.

Replantearse algunas cosas significa tener la madurez suficiente para emprender otras de mayor envergadura, la humildad para aceptar que nuestra verdad no es absoluta y ver que un “error” puede afectar mucho más de lo que imaginamos. Apostarle al defecto histórico de la sociedad que consiste en no tener memoria, significa menospreciar la inteligencia de la gente.

Seguramente esas no son características de las personas que tienen la llave para abrir la puerta de un festival serio y que realmente signifique un orgullo para todos; seguramente esta tardanza, esta erogación de dinero y este silencio tendrán alguna explicación razonable, seguramente en febrero de 2014 todo el mundo “realmente” vendrá a Alta Gracia y esto sólo será un mal recuerdo… bueno, si nos acordamos de lo que pasó, no?


Claudia Fernández

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